Economía

Impuestos a ricos y a pobres

No han sido los ricos los que han sostenido a los Estados con sus impuestos; de siempre han sabido “escurrir el bulto” y ello viene de viejo; recordemos las clases privilegiadas (nobleza, clero, realeza) y que muchos siglos estuvieron libres de esa carga; que y de siempre, recayó sobre las clases medias (burgueses) o sobre el resto de la población, mediante impuestos y precios abusivos sobre los monopolios que les imponían.

 

Hoy esos monopolios siguen “expoliando” a las masas, puesto que la mayor parte de los impuestos se recaudan vía indirecta; gasolina y gasóleo (y todo lo que gira sobre el automóvil, multas incluidas), loterías, tabaco, alcohol y así… “hasta por el consumo del pan y el agua”, ésta última ya nos cobran impuestos por recibirla, por desaguarla, por un canon por depurarla… y pronto nos va a poner “un contador de papel higiénico para que paguemos un tanto por cada centímetro de rollo que empleemos”.

 

Alguna vez lo he referido en mis artículos, pero hoy lo vuelvo a recordar por cuanto es un testimonio esclarecedor y que viene nada menos que del Imperio Romano.

 

El patricio romano Cayo Julio César, el viejo (100-44 a. C.) nos lo demuestra con gran desprecio, manifestando lo siguiente: “Si la clase media sirve para algo es para trabajar y pagar impuestos, con los que podemos sobornar a la plebe de Roma y tenerla contenta y mantenerla dócil. Es cierto que los plebeyos de Roma son animales, pero son muchos y necesitamos sus votos para alcanzar el poder. Que la clase media nos sirva hasta el final, porque los nuevos ciudadanos no piensan nada más que en el trabajo, la industria y el ahorro y otras preocupaciones por el estilo”.  Marco Livio Druso (122 a. C.) tribuno de la plebe, dice: “Es difícil decir quienes son peores, si los que sobornan a las masas o las masas que aceptan el soborno. Es cierto que el soborno corrompe, pero también es cierto que el que lo acepta es el mayor de los delincuentes”.

 

Traslademos “el escenario” a la actualidad y analicemos esos “cuatrocientos euros” que dicen van “a dar”, a los que ya no tienen ningún otro subsidio; o bien a los que dicen “van a estudiar hasta los treinta años de edad” no sabemos qué oficios beneficiosos y aprovechables para crear riqueza nacional. Esos y tantísimos otros subsidios los vamos a pagar los que pagamos impuestos y el resto irá al incremento de la monstruosa deuda que nos han colocado a los que vivimos, a los recién nacidos y a los que irán naciendo ni se sabe hasta cuanto tiempo futuro… ¿qué ha cambiado pues en estos más de dos milenios de la organización política romana que aún nos sustenta? Y los que los cobran, cobran el moderno… “pan y circo de aquellos romanos”, puesto que un subsidio perpetuo simplemente es… “el destruir al subsidiado”.

 

Pero aquel Imperio también dio grandes hombres y es por lo que duró tanto siglos; puesto que desde medio milenio antes de Cristo y por ejemplo; Cincinato, dio un ejemplo de honradez política y dirigió aquella república de Roma, como pocos lo hicieron, aún habiendo sido nombrado dictador; pero cumplida su misión, simplemente dejó el cargo en el Senado… “y se volvió a su finca para seguir arando y cultivando la misma”; puesto que en realidad despreciaba a la política y los políticos, pero elegido a la fuerza, prevaleció su deber como ciudadano de Roma y demostró serlo hasta la saciedad; es por lo que conviene conocer esos hechos históricos y “refregárselos por los hocicos a tanto político de cochiquera y que no piensa en otra cosa que en su panza y su bolsillo”.

 

También y ya siendo imperio, otro romano ilustre, dijo y está escrito en la historia; lo siguiente: “El presupuesto tendrá que estar equilibrado, el tesoro tendrá que volver a llenarse, la deuda pública se tendrá que reducir, la arrogancia de la burocracia tendrá que ser atemperada y controlada y la ayuda a las tierras extranjeras tendrá que eliminarse para que Roma no entre en la bancarrota. El pueblo debe otra vez aprender a trabajar en vez de vivir de la asistencia pública»… Cicerón, 55 AC”.

 

Hoy lo primero que tendrían que hacer “esos políticos de pacotilla”; era eliminar los paraísos fiscales y que el dinero fuese controlado; no para esquilmarlo, no… simplemente para que fuese empleado en crear riqueza; para lo cual son necesarios impuestos soportables y llevaderos; de forma que no se le quite la gana de ganar dinero al que sabe hacerlo… (ojo que el especulador es el gran peligro) y que tampoco tenga miedo en mostrarlo… para lo que sería necesario (pienso) un impuesto único, dejando libre de impuestos una cantidad razonable para que una familia pueda vivir con comodidad… y el resto o sobrante, aplicarle un impuesto único; no se debe cargar más al que más sabe ganarlo, sino que siendo un impuesto único (que “a ojo de buen cubero” no debiera rebasar el veinte por ciento) pagaría más el que más gana, pero no a tipos más altos; lo que estimularía al emprendedor a emprender, al que ya tiene negocios prósperos a seguir ampliándolos y sin miedo ninguno… “bastante trabajo (o castigo) tiene el administrar, controlar y ampliar las riquezas, cuando ya llegan a un grado en que estas se convierten en una especie de argolla o veneno que termina por ahogar al poseedor de tanto oro”.

 

El resto de lo que nos han impuesto, para proteger o privilegiar a unas minorías, más parásitas que productivas… a la vista está en lo que ha ocasionado y lo que sigue ocasionando; y que no tendrá remedio hasta que se legisle de forma más “productiva”.

 

Y por descontado, hay que premiar el ahorro y la austeridad; tomando como ejemplo a aquel Cincinato de obró hace nada menos que dos mil quinientos años… y pensando (igualmente) que un organismo público, tiene que ser igualmente austero y ahorrador, para prevenir con ese ahorro, circunstancias imprevistas y catástrofes que siempre surgirán.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.