Leo que Iñaki Azkuna, Alcalde de Bilbao, ha fallecido.
Los últimos años no han dado tregua al señor Azkuna, donde en lo personal ha superado las más adversas vicisitudes. Luchando hasta el final. Porque el hasta hace unas horas infatigable alcalde de la capital vizcaína, será por siempre un ejemplo, no solo de superación personal.
Fue y será un ejemplo para los políticos de este país, entre otras cosas, porque en su persona confluyeron el carisma y el liderazgo natural. Un ejemplo para tanta cheerleader de partido, incapaz de hacer y proponer políticas por encima de sus respectivas siglas. Modelo para todo aquel que huye de dogmas y sectarismos. Con criterio, culto, europeo, representó al mandatario que piensa y gobierna para los ciudadanos bajo su bastón de mando y no solo de una parte.
Bilbaíno de pro, este durangotarra heterodoxo y lúcido, Azkuna, Alcalde Bilbao, ha sido primer edil desde hace tres lustros. Años que han llevado al Bocho por la senda de una transformación en su imagen interior y exterior que la mayoría de bilbaínos agradecen. El doctor Azkuna, que militaba en un partido con cuyo ideario comulgamos muy poco, fue sin embargo, la demostración fehaciente de que incluso en una democracia con tantas imperfecciones como la nuestra, es posible la política con mayúsculas.
Con sus luces y sombras, como toda persona, en el señor Azkuna las primeras apabullaron a las segundas.
Todo nuestro respeto pues para Iñaki Azkuna, Alcalde de Bilbao.