MÁS MADERA PARA EL 15 DE OCTUBRE
En la mañana del día 4 de octubre de este año 2011, la señora Ministra del Interior inglés, Theresa May ha dicho públicamente en el Parlamento algo increíble, una auténtica bomba nazi: que los derechos humanos deben ser derogados. Sí. Ha leído bien.
La Ministra británica del Interior… “Anunció la posible eliminación de la legislación británica de la ley de derechos humanos para, entre otras cosas, facilitar la deportación de convictos extranjeros, o de una manera más gráfica, dar una patada a la convención europea de derechos humanos. «Debe desaparecer -dijo la superministra-, y así devolver la cordura al sistema de inmigración del país». ( La Voz de Galicia digital, de 5 de Octubre)
Estamos siendo testigos en Occidente de unos acontecimientos mundiales sin precedentes en el campo de la economía, la política, la religión, todos ellos en manos del mismo Sistema corrupto. Una economía insostenible, una política autoritaria y sorda al clamor popular, una religión católica agonizante pero aún peligrosa para la salud mental, las arcas públicas y los niños y presidida por un Papa denunciado ante el T.P.I, conforman Un Sistema neofeudal basado en la riqueza, el poder y la ostentación que se ha vuelto tremendamente violento y lesivo de diversas maneras para los pueblos del mundo, bien sean estas económicas, lesivas para los derechos y libertades o lesivas para su conciencia espiritual. Donde le interesa al Poder, monta una guerra y no bien termina de arrasar un país y establecer sus cuarteles generales, su gobierno títere, y bancos centrales, ya está preparando la invasión del siguiente con el mismo objeto de ocupar la casa que no es suya, quedarse con la despensa y poner guardias para que los habitantes de la casa no protesten. Todo con el visto bueno de la Iglesia, que jamás condena abiertamente a sus amigos ni a sus guerras, ni se declaró nunca pacifista.
Aquí o allí se monta una crisis para arrasar la economía de países enteros, quedarse con cuantiosos dividendos jugando a la Bolsa con lo que no es suyo, llevando al límite las condiciones de vida de los trabajadores, rebajando sus salarios, o dejándoles sin empleo y alargando el horizonte de su jubilación mientras se impide su relevo por las nuevas generaciones. Con la misma diligencia se transportan clandestina e impunemente a paraísos fiscales inexpugnables riquezas evadidas que tampoco son suyas, mientras se establecen leyes que obligan a convertirse en pobres a trabajadores, sectores profesionales y clases medias y a la marginación extrema y al desamparo social a los anteriormente ya empobrecidos por este mismo Sistema.
La avaricia rompe el saco y esta descomunal perversidad destroza la existencia de cientos de millones de personas sorprendidas ante tanta osadía, tanta crueldad y tan poca vergÁ¼enza como muestran los administradores de bienes públicos que no son suyos , sino de quienes se ven privados de ellos para alimentar sus ambiciones y estómagos y- para mayor escarnio- se ven obligados a mendigar un crédito con intereses leoninos a esos parásitos sociales llamados banqueros si desean poner en marcha cualquier negocio o pagarse una operación inaplazable de cirugía que no cubre la (in)Seguridad Social que todos sostenemos. Pero las consecuencias del vampirismo del Poder no acaban aquí. En estos días tristes para la humanidad aumentan sin cesar los que acaban de ser desahuciados o despedidos, o se les terminó el subsidio del paro y tienen familia con la que se ven obligados a mendigar sustento en los escasos comedores sociales, en la vía pública o a la parentela mejor situada. No hay vecino en nuestras calles que no tengan alguna de esas situaciones.
Este asalto a mano armada con guante blanco no sería posible sin cobertura política. ¿Y qué cobertura mejor que una que cumpla el triple objetivo de hacer creíble que es representativa ( y monta elecciones), mientras legisla a favor de los atracadores sociales ( emite decretos-leyes o cambia la Constitución) y evita que las multitudes hartas de la injusticia sistemática, programada y progresiva, se echen a la calle con demasiada frecuencia, con demasiadas reivindicaciones y en demasiados sitios (y pone en pie de guerra a los uniformados que aún no lo están). De esta manera quiere ganarse el asalto final con que se pretende eliminar todos los derechos, conquistas y libertades sociales que consiguieron nuestros abuelos y progenitores con privaciones, cárceles, toda clase de vejaciones y abusos – con penas de muerte incluidas-, y conducirnos a un estado de ruina general en nuestras economías personales del mismo modo que arruinan el aire que respiramos, la comida que nos llevamos a la boca y el agua que nos quita la sed.
Nunca como en estos tiempos tuvieron tanto sentido los movimientos en defensa del medio ambiente, los movimientos en defensa de los derechos humanos, laborales, políticos y sociales, sin olvidar los movimientos en defensa de la vida en toda su amplitud, incluyendo el derecho a la vida de los animales. Con esta defensa de la vida animal señalada y a menudo olvidada a la hora de los derechos de todos los seres –no solo los humanos- a su libertad e integridad no se trataría únicamente de evitar que se conviertan en objeto de caza o diversión, sino simplemente que no se consuman sus cadáveres de tantas maneras como hoy presenciamos. Tenemos muchas razones para indignarnos ante tantos atropellos. Y es bueno para todos que ampliemos al máximo el campo de nuestra sensibilidad para dar cabida en nuestros corazones a todos los que sufren en este Planeta y al Planeta mismo que generosamente nos sostiene dándonos cuanto tiene y no pidiendo a cambio más que respeto para sí mismo y todas sus criaturas. Todos somos parte de la misma Totalidad, del Cosmos, de la Energía, de Dios, o como cada uno entienda esta Realidad Universal y Ášnica en la que estamos inmersos , pues como pez en el océano así estamos nosotros en el Océano Vida y por ello nos oponemos a que se tome por asalto por tirios y troyanos.
UNA CRECIENTE SED MUNDIAL DE JUSTICIA SOCIAL
Hay una sed de justicia convertida en un movimiento de indignación que se extiende por todos los continentes uniendo las conciencias bajo el signo del pacifismo, y muestra que cada vez son más las personas de todas las edades que no están dispuestas a callar ante esta barbarie progresiva que emana de los Parlamentos y “Wall Streets” del mundo tanto como de la curia Vaticana.
Ojala se universalice este deseo de justicia de los indignados y nos sirva de lección lo aprendido y sufrido para poder detener el asalto de estos nuevos bárbaros, recobrar la sensatez del consumo responsable y de la producción necesaria, cambiar este sistema corrupto por formas de gobierno participativas, (democracias reales), fortalecer lo público, acabar con los especuladores financieros, dejar de apoyar a las Iglesias y conseguir que todo el proceso de administración de lo público en todos sus niveles se controle por los mejores de entre nosotros y no por quienes quieren quedarse con nuestras despensas como hasta hoy mismo sucede.