El movimiento indignado podrÃa haber recogido el descontento de la mayorÃa de los españoles, no solo por la grave situación económica, sino también, por el gran déficit democrático existente. Que por qué, porque es inadmisible que nuestra democracia no haya avanzado tanto como otras del ámbito europeo y, que nuestros representantes piensen que la democracia es acudir a las urnas solo cada 4 años. Un paÃs donde las iniciativas legislativas populares no llegan ni tan siquiera a ser admitidas a trámite para ser debatidas en el parlamento, es un paÃs con una democracia obsoleta. Además, no existe justificación para que los partidos polÃticos estén atrincherados bajo un sistema incapaz de dar respuesta a los deseos de la sociedad, que exige con razón profundizar en la democracia. Nuestros polÃticos, con tal de mantenerse en el poder, han sido capaces incluso de blindarse con una nueva ley electoral, que busca evitar que nuevos partidos vayan surgiendo y les hagan competencia.
¿Temen los partidos polÃticos en el poder una mayor competencia de nuevos partidos? SÃ, más aún en la situación actual de crisis económica en la que nos encontramos inmersos, caracterizada por la falta de ideas y por la falta de voluntad para corregir los desequilibrios económicos sin empobrecer a la población. Ofrecer una rápida salida de la depresión económica es posible, sin embargo, nuestros representantes polÃticos temen que el entramado de prebendas que han ido creando, y que les ha permitido afianzarse en el poder, estalle por los aires. A nadie se le escapa que nuestros representantes parlamentarios no están por la labor de reducir el tamaño del Estado, y buena parte de nuestros polÃticos sà que están por favorecer al poder financiero y bancario. No es casualidad que los bancos necesiten ayudas que se cifran en 59.300 millones, la mayor parte correspondientes a las antiguas Cajas de ahorros, ahora nacionalizadas, donde la responsabilidad última de su gestión ha sido principalmente polÃtica.
El «rescate bancario» supone que esa mala gestión polÃtica de las Cajas de ahorros la vamos a tener que pagar entre todos los españoles. Lo que elevará además el déficit de 2011 hasta el 9,44%. Pero eso les importa muy poco a nuestros representantes polÃticos, como tampoco les importa que se siga acumulando más y más deuda pública, pero a nosotros sÃ. Porque a los españoles aún nadie nos ha preguntado si queremos o no rescatar a las Cajas, ahora convertidas en Bancos. Si el sistema fuera verdaderamente democrático, lo lógico hubiese sido que se planteara una consulta popular al respecto, y que se hubiese hecho con total transparencia. Es decir, previa auditorÃa de la deuda. Porque ya vale que España sea un paÃs donde nadie asume responsabilidades. Si los hay, los responsables del desaguisado deben responder ante la justicia. «¿Spain is different?», no, la culpa es nuestra, por haberlo permitido. Sino fijémonos qué ha ocurrido en Islandia con su casta polÃtica.
Por todo ello, ¿a alguien le extraña la desafección que tenemos muchos de nosotros con la clase polÃtica?, ¿alguien se extraña de que miles de personas pretendan tomar el Congreso?, pues creo que a nadie le extraña. Lo que si lamentamos muchos, es que estos movimientos estén manipulados desde la izquierda, lo que impide que la gran mayorÃa de los indignados salgamos a la calle. Los manifestantes indignados del 25-S, 26-S y 29-S, se han convertido en los mejores aliados de la casta polÃtica española. El resto de indignados les agradecerÃamos que si quieren ponerse al frente de las manifestaciones, si realmente nos quieren convocar a todos, no lo hagan con banderas rojas y republicanas. Si quieren el apoyo del pueblo español lo hagan con la bandera española, aquella que representa a todo nuestro pueblo.
No, no me representan, ni la clase polÃtica, ni esta facción de indignados de la izquierda que piden más Estado, cuando la solución es precisamente todo lo contrario, es decir, menos, mucho menos Estado y más libertad individual. Me niego a ser manipulado por la clase polÃtica, incluyendo IU, o por cualquier otro tipo de izquierda radical que esté detrás de estas manifestaciones, y al ejercicio de la violencia. Aún asÃ, a quienes se manifestaron pacÃficamente tapándose la nariz, mi más sincero reconocimiento, pues la desilusión, el desapego, el hartazgo de la mayorÃa de la población española con esta casta polÃtica española, cuyo comportamiento y forma de actuar en esta crisis dejan mucho que desear, por su incompetencia, su falta de visión de largo plazo, su manipulación de la justicia, sus casos de corrupción, su control de los medios, su alianza con el poder bancario para socializar las pérdidas, por la falta de transparencia de sus medidas, por las mentiras e incumplimientos de sus programas electorales, por la falta de coraje para reducir el tamaño del Estado, por el despilfarro del dinero público, por haber enfrentado a la población y a las Comunidades Autónomas, por permitir los desaucios, por impedir las consultas populares y los referéndum, porque no son capaces de establecer un sistema democrático y electoral justo, todo ello y mucho más, os exime.
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