Inocencia de los musulmanes, la película que ha puesto en pie a Oriente Medio
La protesta musulmana va en aumento. Mientras tanto, los medias occidentales continúan repitiendo las mismas tonterías, compartidas entre ignorancia y fingida comprensión. ¿La causa de tanto escándalo? Una pretendida película, aficionada por su apariencia visual, aunque no por las razones que expone, bien documentadas todas, sin ninguna tergiversación histórica aparente, como podrá verificar cualquiera que desee interesarse en el espinoso asunto de la vida de un profeta.
Un hombre puede sentirse insultado en lo más profundo de su ser cuando se atacan a los fundamentos mismos de su condición humana; sin embargo, también es nuestro deber como seres responsables dotados de razón, ir más allá de las apariencias para analizar de manera soberana todo este asunto.
¿A quién benefician estos movimientos contestatarios?
La primera de las respuestas es bastante evidente. Han salido ya a la luz aspectos que pueden aclarar cualquier tipo de duda que puedan manifestarse en este sentido. Financiado por una organización caritativa cristiana llamada Media for Christ, cuyo presidente es el egipcio Joseph Nassralla Abdelmasih, otra persona también de fe copta, Nakoula Basseley de 55 años, que reside en la localidad de Los Angeles se encargó de la producción de dicho documento, el señor Basseley, fue condenado en 2009 a dos años de prisión por fraude bancario.
Un hombre puede sentirse insultado
en lo más profundo de su ser
cuando se atacan a los fundamentos mismos
de su condición humana
El director de la “película” se esconde –todavía- bajo el pseudónimo de Sam Bacile, pero muy pronto se sabrá si Sam Baciley el señor Nakoula son la misma persona o, si por el contrario, corresponde a Alan Robert un realizador de películas pornográficas de pequeño presupuesto de evocadores títulos: Karate Cop o La joven Lady Chatterley II.
Lo cierto es que el consultor histórico de dicho documento iconográfico, es igualmente otro “enemigo” declarado del islam, Steve Klein, que ha dejado las cosas bien claras, declarando que el estado de Israel no tenía nada que ver con el cerrado presupuesto de la película, pero también que ninguno de los responsables de su creación lamentaba haberlo hecho, aunque sí deploraban la triste muerte del embajador americano en Libia.
Desde que colgaron los avances de la película en Youtube, esta ha sido apoyada por otros coptos y cristianos evangélicos como Morris Sadek y el conocidísimo Terry Jones, ilustre por haber quemado públicamente algunos ejemplares del Corán. Todos los involucrados han logrado ampliamente su objetivo.
Otros a los que favorece directamente esta agitación popular, son aquellos que tienen un fondo de comercio asegurado desde hace años, por la vana –y declarada- pretensión norteamericana de dominar el mundo: Los integristas y extremistas de todo bando religioso, que justifican sus actos más atroces señalando las imprudentes acciones de una nación ensoberbecida, desde que muchos de sus teóricos decretaron el final de la Historia hace más de veinte años.
Para ellos, la película es una demostración de la impiedad del occidente y la evidencia misma, si es que a estas alturas les hacía falta alguna prueba, de la moderna «cruzada» destinada a apoderarse de sus recursos naturales y a aniquilar las raíces mismas de su identidad.
Estos son los hechos. Naturalmente dos o más lecturas se ofrecen al ciudadano que lee los periódicos o escucha las noticias de su canal favorito. La primera, es que toda esa pobre gente se deja manipular por los predicadores integristas y la segunda, es que los culpables de ese desatino filmográfico serán castigados como se merecen por su temeraria imprudencia.
No quiero que se malinterpreten mis palabras, toda acción violenta es reprensible y condenable. Sin embargo, no es la misma cosa matar que blasfemar. Además, los pueblos del Oriente Medio no son tan estúpidos como se los pinta y la actitud irresponsable de los Estados Unidos, no está precisamente diseñada para arreglar la situación. Mintieron descaradamente al mundo entero con el público objetivo de deponer un dictador abyecto, pero con el igualmente oculto de apoderarse de los recursos energéticos de Irak. Durante años armaron a las milicias Talibanes para enfrentarlas a Moscú, preparando el terreno para la guerra civil que todavía dura en Afganistán. Existe la certeza de que una vez terminada la ocupación, todo volverá a quedarse como antes del inicio de las operaciones militares, es decir con los integristas islámicos en el poder aplicando la Sharia.
…toda acción violenta es reprensible y condenable.
Sin embargo, no es la misma cosa matar que blasfemar.
Actualmente, siguiendo la misma lógica alientan y financian a la oposición Siria, esperando que esta consiga terminar con otro dictador que les oprime. No contentos con todo esto, apoyan incondicionalmente al Estado de Israel en su desquiciada empresa de declararle la guerra a Irán y esta lista de agravios musulmanes no es exahustiva. Por otra parte, el resto de occidente los ha seguido incondicionalmente en todas estas aventuras, engañando a sus ciudadanos, comprometiendo la integridad y la paz dentro de sus propias fronteras.
Lo peor, es que por ninguna parte en nuestras democracias
se han escuchado voces alzadas para defender la libertad de expresión
Lo peor, es que ninguna de estas acciones se ha llevado a cabo con un verdadero plan de fondo, bien concreto, digamos por ejemplo, algo así como recuperar el Santo Sepulcro. Una idea que mostró ampliamente su eficacia en siglos anteriores. Nada de esto. Europa, que es la madre de las luces, apoyó y apoya todavía a Washington en nombre de una guerra sin tregua contra el “Eje del Mal”. El resultado está a la vista, Oriente Medio es un polvorín que no estaba esperando nada más que una chispa para explotar.
La segunda lectura sorprende aun más por su atrevida significación y profundas implicaciones en el terreno ideológico, cuando establece una conexión directa entre el estallido de la violencia y su cortejo de lamentables muertes, con la aturdida realización de una supuesta película. Con esta lógica, en otros tiempos los hubieran metido a todos en una hoguera.
Cuando las relaciones internacionales dependen de actos aislados de dos o tres alucinados, estamos entrando en una zona peligrosa de la que será difícil salir si no se le pone coto a tiempo.
Lo peor, es que por ninguna parte en nuestras democracias se han escuchado voces alzadas para defender la libertad de expresión, uno de los principios mismos por los que Occidente, con los Estados Unidos a la cabeza, se permite el atrevimiento de darle lecciones a los demás.
Si la libertad de expresión comienza a ser cuestionada por las razones que sean, los extremistas de todas partes ideologías o religiones, encontrarán el terreno favorable para imponer sus puntos de vista a las democracias.
Oriente Medio es un polvorín que no estaba
esperando nada más que una chispa para explotar.
Por muy reprensible que sea, nada justifica que se castigue a esos imbéciles por lo que han hecho, sencillamente porque no hay una relación de causa a efecto con lo que está pasando.
Este fin de semana en París, sin ninguna autorización, grupúsculos integristas mostraron su fuerza, atreviéndose como se perfectamente en el video, a orar en plena plaza de la Concordia delante de los gendarmes.
Si sigue por el camino de la hipocresía negando sus propios valores republicanos Francia va directo a la guerra civil.
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=gJZF-Vvv3wg&feature=player_embedded[/youtube]
Ningún país por más importante que sea, tiene el derecho de dirigir a su antojo los destinos de los demás.
Todas las intervenciones militares recientes han terminado con lo contrario de lo que se buscaba en un principio. El reciente caso de Libia es el más representativo, no sólo porque es paradigmático de las buenas intenciones de Occidente, sino porque ante nuestros ojos ha terminado convirtiéndose en un hervidero de integristas que han impuesto la Sharia, sacado a las mujeres de la vida pública y asesinado brutalmente a un hombre indefenso.
Ya no se escucha a Bernard Henry Levy pavonearse por todas las cadenas de televisión del éxito de su gestión. Hay que desconfiar como de la peste, de las buenas intenciones de los intelectuales, sobre todo los de izquierdas, porque siempre se equivocan en sus apresurados juicios impregnados de ideologías y falsas certezas.
Los Estados Unidos están condenados al fracaso si pretenden erigirse en los gendarmes del mundo.
Esta aspiración insensata contradice el principio de la organización espontánea de las sociedades humanas, pero sobre todo, se impugna con su propia Constitución como lo demostró el candidato republicano Ron Paul durante sus intervenciones, afirmando que los Padres Fundadores de la Carta Magna norteamericana estaban a favor de la no intervención y por el diálogo con el resto de los pueblos.
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=qOJ4wxgwqSI[/youtube]