La red de los políticos y twitter. Internet en la comunicación electoral
Internet juega un papel cada vez más importante en la comunicación electoral. Y puede llegar a convertirse gracias a las redes sociales, en una herramienta imprescindible de comunicación de los candidatos que podrá hacerles ganar o perder unas elecciones. Con la comunicación 2.0 se han credo nuevos protagonistas: los internautas. Ha habido un cambio en la forma de comunicar, se ha pasado de considerar al público en su papel tradicional de espectador de los medios de comunicación, a reconocerlo como el actor principal de los mismos. Hoy, cualquier persona puede ser capaz de promocionar su propio contenido y hacer que éste se convierta en material informativo visto por millones de personas. Las redes sociales tienen mucho que ver en ello, pero también los blogs y las webs.
Internet democratiza el acceso a la información, pero la comunicación 2.0 ha supuesto multiplicar el número de improvisados periodistas. Hoy millones de comparten conocimiento y experiencias en diferentes comunidades virtuales donde el discurso ya no puede ser unidireccional. Es decir, no se puede seguir el modo de discurso tradicional «tipo mitin», que todos conocemos. La diferencia radica en que ahora existe una interacción social, es decir, comunicación directa biunívoca entre el emisor y el receptor, o lo que es lo mismo, entre el candidato y el posible votante.
Sin embargo, los candidatos no siempre pueden atender a muchas de las preguntas que se pueden formular en las redes sociales por parte de los posibles votantes, ni entrar en la profundidad que muchos posibles votantes estarían deseando oír, entre otras cosas debido a que disponen de poco tiempo, y el tiempo que en una campaña es valiosísimo, por lo que de alguna manera, buena parte de nuestros políticos optan por dirigirse a los profesionales del marketing para resolver el problema, quienes conociendo al candidato y a la marca que representan, así como su programa, suelen ser los que les sacan las castañas del fuego, en pocas palabras son los «negros» que están detrás de la pantalla y aquellos que solucionan la papeleta al candidato.
Ya no solo es necesario un equipo de asesores, también hace falta emisores responsables, colaboradores que sepan responder los mensajes mejor que ellos. Nada se deja a la improvisación. Solo los no conocedores de la importancia del marketing se podían sorprender, por ejemplo, con el «especial apoyo» que recibiera la Diputada Rosa Díez, quien tuvo finalmente que cerrar su cuenta en Twitter tras la polémica surgida al descubrirse que ella no escribía sus propios tweets . La polémica política continúa, sin embargo, con o sin la presencia de los políticos en las redes sociales –como hemos podido comprobar en las recientes campañas electorales de Galicia y el País Vascoï€ lo cierto es que no sabremos nunca, aunque podamos intuirlo, hasta qué punto las redes sociales son solo una herramienta de «puro marketing», y no un intento real de acercarse a los ciudadanos para conversar con ellos de sus problemas e inquietudes.
Sí, en estas pasadas elecciones la red social Twitter se ha convertido en la herramienta de Internet para los políticos, quizás lo sea por su simplicidad y porque utiliza mensajes cortos, lo suficientemente interesante como para que los políticos se sientan a gusto y hagan lo que bien saben hacer: no decir ni justificar su programa. La ventaja Twitter, como de otras redes sociales es muchas veces su inmediatez, pues se adelanta a los medios de comunicación tradicionales. Eso sí, quien quiera conocer mejor a sus candidatos debería recurrir a otros medios, puede intentar también hurgar en sus blogs. Aunque los políticos ya se sabe, suelen ser bastante escurridizos y tienen esa habilidad que al resto de los mortales nos falta: el saber mentir sin que lo parezca. Puro marketing on line, sí señor. El hecho está en no acabar por desmoronarse en las encuestas, ni por generar polémica que pueda acabar con los objetivos electorales. En pocas palabras, se trataría de hablar de contenidos coherentes que identifican al político con su marca, en este caso su «partido político» al que se supone representan, mensaje único, utilizar mensajes de impacto para captar la atención de los incautos y, por supuesto, un poco de empatía con el público sin que estos le pillen.
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