Repito… ¿qué importa como se llame? A mi nada. Supongo que la horda de politicuchos y amiguetes de la prensa tendrán que justificar, delante de sus huestes fanáticas y no-pensantes el voto de cuando toque, pero la realidad, harto estoy de decir que es tozuda, y es lo único que importa, y la realidad es que tenemos que pagar deudas con mas deudas. Quizá sea este un crédito a menor interés, pero crédito es y habrá que devolverlo un día de estos.
¿Cómo?
Esta pregunta me da bastante más que pensar, pues hasta ahora no teníamos ni para pipas. Ahora ya no podremos comprar ni draculines de a peseta. (Estaban buenos, muy buenos, y los verdes también) Los ingresos del Estado, se mantienen, no crecen ya, por más que suban los impuestos. No pueden crecer porque el contribuyente, tu y yo, estamos exhaustos. Y cuando viene el IBI y la factura del teléfono, pagamos el teléfono. Y cuando sale una chapuza, viene el dinero negro. Cuando hay que elegir entre comer o pagar impuestos, entre el colegio de los niños o pagar impuestos, entre el agua caliente o pagar impuestos… No hay discusión en la elección.
Y después de todo el fandango, seguimos como la prima tan gorda, que parece prima, sobrina y tia abuela del pueblo. De esas que te llenan de besos y dan tanto asco. Una y trina. Los mercados parece que no se han enterado que empieza la Eurocopa, y ahí somos la leche de favoritos. Amos anda. Faltaría. Dos Mahous, Manolo, que le vamos a dar lo suyo a los croatas esos.
¿Cómo? Pues yo diría que recortando los gastos, todos, de forma drástica. Radical. Autonomías, diputaciones, ayuntamientos, ministerios, subvenciones, coches oficiales, empresas publicas… Hay mucho tajo por ahí. Muchísmo. Pero eso parece que es intocable. Y ahí es donde está la molla. La sustancia. El asunto. La señal inequívoca a los mercados de que vamos a pagar nuestras deudas.
Pero seguimos y seguiremos dando aspirinas para la gangrena. Y para la gangrena, irreversible, hay que amputar. Y sangrar. Y echar a la calle a los de mi partido y a los de enfrente. Y eso no pasará.
He hecho un montón de previsiones ultimamente en mi blog, y me tiro también aquí a la piscina. No pasará que veremos lo que debieramos ver. Un estado temeroso de sus ciudadanos que recorta en sí mismo y no en los contribuyentes. Por si acaso me equivoco y algún mandamás ve la luz, haré otra previsión: No importa lo que hagamos con los impuestos, mientras no se recorte el gasto de forma drástica, no calmaremos a los mercados, malos malísimos, si esto pasara, recortes en el estado, seguro quedarían tranquilos.
Pero no me equivoco, soberbio de mi. Comprobaremos la primera. No es necesaria comprobación para la segunda.