Convendría matizar en principio que según la encuesta realizada por Sigma Dos para el Diario EL MUNDO sobre el Debate del Estado de la Nación, en esta ocasión, solamente lo han seguido íntegramente el 3.4% de los ciudadanos (4,7% en 2010), lo que significa que el interés por este encuentro político ha sido mínimo e incluso inferior al celebrado en el 2010. Prueba evidente de que en el fondo, a la sociedad española, le preocupan muy poco los enfrentamientos y descalificaciones que se dedican los políticos de los distintos partidos. Obviamente, a estas alturas, el voto lo tienen más que decidido.
Es lamentable, pero los acontecimientos vuelven a repetirse. Hace unos meses. Rodríguez Zapatero, dejándose llevar por su absurdo e incontenible deseo de protagonismo, mantuvo al país sumido en una prolongada duda, sobre su decisión de presentarse o no como candidato del PSOE a las elecciones generales del 2012, sabiendo perfectamente que era lo último que deseaban los barones del partido, aunque en su presencia manifestasen, cínicamente, todo lo contrario. Ahora la incógnita pasa por averiguar si va a permanecer como inquilino de La Moncloa hasta agotar la legislatura, tal como ha prometido, o convoca elecciones anticipadas en otoño. La impresión de los listos de turno, tras su discurso en la Cámara, es que se adelantará la llamada a las urnas. Esperemos que así sea….
La situación personal del presidente, actuando de medio estorbo, a medida que se acerca su trágico final, se enrarece por momentos. El milagro continua sin producirse y el ansiado motivo que le permita se recordado por algo digno y pasar a la historia sigue sin aparecer. Conformarse con el no muy honroso título de «peor presidente de la democracia española», le está amargando la existencia hasta la desesperación.
En el presente Debate, una vez más se repitió en el Congreso el insufrible mantra de que todas las maldades padecidas por España son lisa y llanamente herencia del Partido Popular. ZP se cansó de repetir que asume todas las culpas, típica pataleta de mal perdedor. Lo triste es que las mamarrachadas nada aportan en favor de la recuperación y abandono de la crisis. La debacle sufrida y merecida por el PSOE el pasado 22-M, no tiene precedentes en la política española, con el agravante de que en las generales, los resultados pueden ser peores como opinan muchos militantes socialistas.
Fuera de guión del propio Debate, Zapatero, con lo voz quebrada, trató de apelar a los sentimientos más nobles de los diputados, si bien lo hizo por el camino equivocado. La única forma de demostrar respeto a la ciudadanía es actuando con honestidad, criterio y sensatez, nada que ver con su proceder a los largo de estos últimos siete largos años…
Para que España pueda recuperar la confianza y el prestigio que tanto merece y necesita, es urgente la convocatoria de elecciones y que el presidente deje de pamplinear con el cuento de las «reformas». El buscar alianzas a través de un desaforado entreguismo a los nacionalistas, con inaceptables compensaciones políticas y económicas es una deleznable infamia para las restantes Comunidades.
Sr. Zapatero: reconozca al menos que surgió de la nada, lugar al que pronto regresará y del que nunca debió salir. Para Vd., quizá todo lo ocurrido ha sido increíble y maravilloso sueño, pero los ciudadanos solo recordaremos su paso por el Gobierno como la peor de las pesadillas, que no merecemos ni al peor de nuestros enemigos deseamos…