¿Puede un país tomar las riendas de su destino de forma pacífica? ¿Puede un país transformar su estructura política y económica? En Islandia, el país que no rescató a su banca, Marc-Pierre Dylan demuestra en este afilado ensayo no sólo que se pueda sino que estas iniciativas ciudadanas son necesarias. Un completo análisis, objetivo pero apasionado, sobre un tema de candente actualidad que seguirá vigente durante muchos años y que tuvo una importancia básica en la formación del movimiento 15M.
Islandia fue uno de los laboratorios del capitalismo europeo. La respuesta de sus ciudadanos fue pacífica y ejemplar. Los islandeses se negaron a pagar la deuda de sus bancos privados, sentaron en el banquillo a su presidente, declararon a sus banqueros en busca y captura y, ciudadanos sin vinculación a ningún partido, redactaron una nueva constitución, más democrática y popular.
Marc-Pierre Dylan pretende ayudar a remover las conciencias ya que, si bien el caso islandés no es exportable a países con una gran población, sí que pueden exportarse ideas maestras como que para salir de la crisis no es necesario desmontar el Estado de Derecho, que se debe aumentar la participación del pueblo en las democracias contemporáneas y que esa crisis tiene unos responsables que hay que identificar. Recoge las opiniones de economistas tan relevantes como Paul Krugman y no se contenta con exponer los hechos, en la conclusión intentará auspiciar qué le espera a Islandia, y a todos nosotros, en los próximos años.