Sociopolítica

ISRAELÁES Y PALESTINOS ANTE UN ESPINOSO PROCESO DE PAZ

Mientras en Washington se celebraba el primer día de las negociaciones directas de paz entre palestinos e israelíes, auspiciadas por el presidente estadounidense Barack Obama, Cisjordania e Israel vivían una jornada llena de tensión por la muerte de cuatro colonos judíos en un ataque con armas automáticas junto a la ciudad cisjordana de Hebrón, en un intento del brazo armado de Hamás de sabotear el relanzamiento de las negociaciones de paz directa.

El hecho de haberse producido los crímenes de los cuatro colonos, y posteriormente el ataque perpetrado que dejó heridos a otros dos colonos israelíes en Cisjordania, y de que Hamás haya amenazando con una cadena de atentados contra Israel, es de suponer que debió ensombrecer estos dos días de negociaciones. Si además el presidente palestino Mahmud Abás, había advertido que si Israel no se comprometía a cesar la expansión de las colonias en el territorio ocupado, ello supondría “una amenaza para la continuación de las conversaciones directas”. Por la otra parte, el primer ministro Benjamín Netanyahu, se apresuró a reiterar que no renovaría, cuando toque a su fin el próximo 26 de septiembre, la moratoria parcial a la construcción en las colonias judías en Cisjordania. El que los dos líderes tuvieran una discusión productiva y acordaran celebrar encuentros cada dos semanas es, según mi opinión, un primer paso para el restablecimiento definitivo de ambas partes.

Israel ha cometido y sigue cometiendo un grave crimen contra el pueblo palestino violando todas las normas internacionales. Lo que no entiendo es que si el derecho internacional prohíbe los castigos colectivos, ¿por qué ha permitido que Israel esté por encima de la ley, sin obligarle a respetar las resoluciones de las Naciones Unidas? Como tampoco entiendo que el ex presidente del Gobierno español José Mª Aznar, calificara de “incidente” los gravísimos hechos ocurridos el 31 de mayo cuando el ejército israelí atacó de forma despiadada a una flotilla humanitaria que transportaba ayuda para Gaza, y a más de 750 personas de las cuales diez fueron asesinadas y una treintena resultaron heridas, y que las razones para apoyar a Israel  consista, según él, en que “es una región vital para la seguridad energética debido a nuestra dependencia del petróleo de Oriente Medio, una región que supone la línea del frente en la lucha contra el extremismo”.

Y es que cuando Aznar abre la boca escupe discordia. Advertir este miércoles 1 de septiembre en Jerusalén, durante la asamblea anual del Congreso Mundial Judío, de los riesgos que conllevan las estrategias políticas de Obama y decir que desde su investidura ha buscado “una nueva relación con el mundo musulmán incluso a riesgo de socavar al mejor aliado de Estados Unidos en la región” o su huída “de los problemas del mundo” es, aparte de un desatino maquiavélico, una falta total de postura conciliadora.

En la proliferación de tratados, cumbres y conferencias de perfil humanista, es lamentable comprobar que, en definitiva, todo sigue haciéndose por motivos diferentes al de encontrar una paz duradera y una concordia tan necesaria entre los pueblos. ¿Es que seguimos los seres humanos sin entender que con misiles, tanques y metralletas no se alcanzará jamás un principio sólido de estabilidad mundial?

La Administración del presidente de EE UU, Barack Obama, ha conseguido encauzar el reinicio del proceso de paz en Oriente Próximo de manera muy positiva, al menos en principio. Esperemos que este primer paso que propone alternativas y nuevas posibilidades llegue a buen término y ponga punto final a este conflicto.

                                                                                        Maite García Romero

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.