De las 50 listas que optaban los pasados días 24 y 25 de febrero a obtener actas de Diputados, 630, y Senadores, 315, que conforman el Legislativo en Italia, tres coaliciones, Italia bien común de centro izquierda; coalición de centro derecha; con Monti por Italia y el Movimiento cinco estrellas, anti político, han superado el 10% de los sufragios.
Estos días cómo no, se están vertiendo todo tipo de comentarios y augurios. Normal. La percepción publicada en España es que todos han perdido, contrariamente a las elecciones internas españolas, en cuya noche electoral todos se sienten vencedores. Tal vez sea una opinión acertada, puesto que ninguno de los más votados ha superado el 30% de los votos. Por este orden, Pier Luigi Bersani, de centro izquierda, consiguió el 29.54, Silvio Berlusconi, de centro derecha, consiguió el 29.19, Beppe Grillo, del movimiento cinco estrellas, consiguió el 25.55.
La gran sorpresa, según entiendo, es que Mario Monti, de ‘con Monti por Italia’, el Presidente impuesto a Italia por Europa, se ha quedado con el 10.57 de las papeletas. Tanta sociología suelta atinará seguro sobre la imposible gobernanza de la República italiana, pero también es cierto este resultado: Política 84, tecnocracia 10. Puede que se diga que Bersani gana por el voto del exterior y por ende Berlusconi colma la sorpresa al ganar en casa, pese a todo o por todo eso.
Sorprenderá sin duda que Beppe Grillo, anti político, consigue situase en la banda de 25% de los votos en un juego que es político. Pero la gran sorpresa es que la esperanza tecnócrata europea en Italia, que se autodenomina Monti por Italia no llega al 11% de los votos.
La Política no ha muerto, procuremos no convertirla en el apéndice que los mercados quieren hacer de ella. No puede hacerse política sin política.