En unos momentos en los que en España pone en causa la Jefatura del Estado, es bueno tomar apuntes sobre lo que ha sucedido en Italia durante la última semana, en la elección por parte de las cámaras, del Presidente de la República.
Después de cuatro votaciones sin que ninguna candidato consiguiera la mayorÃa suficiente, han tenido que recurrir al Presidente saliente para que renovara un nuevo mandato a sus 87 años, lo que le supone seguir en el cargo hasta los 94 años.
Sà hablamos con un polÃtico italiano, su fórmula de elección es de la más democrática, ya que lo elige la representación de pueblo en las cámaras legislativas.
Pero en esta ocasión quedan muchas dudas: al buscar un candidato más que de consenso, que le interese a todo el arco parlamentario (sin importarles la voluntad del pueblo) desde la extrema derecha, hasta la extrema izquierda, pasando por Berlusconi, menos el M5E (que tiene como objetivo principal hacer desaparecer, los viejos zorros de la polÃtica italiana y los senadores vitalicios).
La primera figura que saltó al ruedo polÃtico italiano para formar Gobierno fue Giorgio Amato, sus presupuestos de no tocar los privilegios, ni las rentas sobre patrimonio, pulsó la alarma en el M5E, prometiéndole guerra… Ha sido descartado.
El Presidente de la República ha otorgado a Enrico Letta la propuesta de formar Gobierno, ya que Luigi Bersani es enemigo directo de Berlusconi y por tanto, imposible de formar Gobierno en un paÃs tan convulso electoralmente como Italia.
Enrico Letta es el Vicesecretario General del PD, ha sido parlamentario europeo durante buena parte de su carrera polÃtica y conoce muy bien su polÃtica, pero hay un ¿qué pasara?: Aunque el PD ganó las elecciones, por pocas décimas del Partido de Berlusconi, todo dependerá de la formación de su Gobierno y de si Beppe Grillo lo apoya o no. Si no arregla los privilegios de todos los representantes de la Cámara (y ya ha dicho que le quita ‘los dineros’ a los Partidos polÃticos) la cámara le puede negar su confianza.
La moraleja de la fábula: La polÃtica la hacen los polÃticos. La Jefatura del Estado, sea cual sea, sólo sirve a representar al paÃs, a menos que sea un Presidente de la República Dictador.