“De levante a poniente es grande mi fama entre las naciones, y en todo lugar me ofrecen sacrificios y ofrendas puras, porque mi fama es grande en las naciones” (Malaquías 1, 11)
Para afianzar su identidad y fortaleza, el cristiano católico, debe recurrir a la vida de los Padres fundadores de la Iglesia y quienes, después de un sacrificio trascendental para la salvación de la humanidad, a través de la tradición, fueron formando el Nuevo Testamento y la Iglesia.
El cristiano católico recordará, en un recorrido desde la historia de la salvación, que los primeros cristianos – los apóstoles – acudían a la llamada “hora nona” (4 p.m. en la hora nuestra) a orar. Lo hacían en la sinagoga judía y allí, bajo el ritual judío, cantaban salmos, se leían resúmenes sobre lo que, sobre la vida y la predicación de Jesús, se había escrito, constituyendo todo esto fuente de inspiración para los escritores sagrados formadores del Nuevo Testamento y de la Iglesia.
Esos escritores, los sinópticos por ejemplo (Mt., Mc. y Lc.) tuvieron esa fuente, preferentemente oral, de inspiración, para hacer los Evangelios.
¿Cuál fue ese sacrificio trascendental para la humanidad? ¿Qué significó para ella? ¿Qué lecciones dejó para y por siempre?
Sin duda, que el cristiano al leer la Sagrada Escritura (La Biblia), ésta le responderá.
Al estudiar el Antiguo Testamento se encontrará con los sacrificios de corderos que se hacían a la hora de la oración y constatará que esos sacrificios van a ser sustituidos por el sacrificio mas grande y extraordinario que conoce la humanidad. La carta de los Hebreos dice: El Mesías “mediante sangre no de cabras y becerros, si no la suya propia entró de una vez para siempre en el santuario, consiguiendo una liberación irrevocable” (Hebreos 9, 12). El sacrificio de Cristo en la cruz sustituye a todos los sacrificios del Antiguo Testamento y se ofrece para la salvación no solo de los judíos si no también de todos los hombres.
¿Qué significa para la humanidad este sacrificio? Que Jesús fue capaza de dar la vida por todos para la salvación, ¿Puede haber una lección mas grande que ésta? El cristiano sentirá una interpelación permanente a su conciencia, y pensará si su vida es de sacrificios por el bien de los demás. Su conciencia le dirá que hay que amar al prójimo como lo amo Jesucristo. Pensará si su fe es de aceptación de la revelación de Dios y si su fe tiene obras. Apelará a Santiago 2, 14 – 26 que dice: “hermanos míos, ¿De qué le sirve a uno decir que tiene fe si no tiene obras? ¿Podrá salvarlo la fe?