Entre los «destacados» dictadores de la Europa del pasado siglo; y junto a Lenin, Stalin, Oliveira Salazar, Mussolini, Hitler, Franco y algunos otros de la zona comunista; figura el mariscal Tito, el que al igual que Franco murió longevamente y en su cama ostentando el «bastón» de mando que tuvo que emplear con dureza y como es «norma» en los dictadores con mando absoluto.
Me refiero hoy a este muy destacado europeo, por cuanto fue un luchador nato y debido a esas luchas «y jugándose el pellejo», es como llegó a lo que nadie había logrado nunca; o sea… unir férreamente a los pueblos balcánicos y fundar un Estado próspero (el de más prosperidad y apertura del mundo comunista) cual fue la hoy extinta Yugoslavia… y la que muerto el fundador, se empezó a desintegrar y a la vista está lo que de ella queda y «cómo queda»… y aún no ha terminado de desintegrarse.
Este «revolucionario», empezó a destacar en luchas internacionales y precisamente combatiendo en nuestra terrible Guerra Civil, contra su homólogo Franco y como miembro de aquellas «famosas» brigadas internacionales.
Tras esas luchas y con lo que aquí aprendiera en ellas; luego siguió luchando en contra del otro dictador (Hitler) hasta que fue derrotado y posteriormente, «tuvo que luchar» contra su correligionario Stalin; puesto que aún siendo comunista, pero él no quería depender de Moscú como el resto de satélites y por ello creó «un comunismo» diferente, pero que mantenía relaciones comerciales con los dos bloques resultantes de la II Guerra Mundial (capitalismo/comunismo)… y mientras escribo, recuerdo haber visto un carguero yugoslavo, cargando mineral en el puerto español de Melilla, allá por 1960/1961, en que yo me encontraba allí «atado por la mili obligatoria, de Franco«; cosa que se me quedó grabada, por cuanto ver un pabellón rojo con la hoz y el martillo, en los dominios del «más feroz de los anticomunistas», me causó impresión… entonces era joven y no sabía aún, que «el dinero es el dinero y todo lo demás son pantallas».
Vuelvo a las luchas de Tito, para valorar que las peores de todas, debieron ser las mantenidas dentro del territorio balcánico, hasta conseguir aquella consolidación o soldadura forzada, entre pueblos enemigos ancestrales, como luego de demostró; ya que tras su muerte, empezaron de nuevo los degÁ¼ellos, masacres, violaciones y todo lo que hemos sabido de esos horribles hechos, aún calientes y contenidos (hoy) mientras las fuerzas militares internacionales allí destacadas, se mantengan allí… después…?
De forma parecida a lo que aquí en España ocurrió con Franco; allí en Yugoslavia; «sus herederos», hicieron lo que ya hacían los faraones egipcios hace milenios, o sea… «ordenar que sean borrados sus nombres»; que era la forma del nuevo gobernante, de eliminar de la historia a su antecesor; y él mismo, usurpar incluso todas las obras del que había derrocado; cosa absurda puesto que aún entonces, quedaron «piedras y papiros» suficientes para que la historia se escribiera.
Pasa el tiempo tras la muerte del mariscal yugoslavo y en 2004 leo en prensa de lengua española, cuanto sigue: «Tito, el croata más insigne»: El semanario Nacional de Zagreb, en su última edición, publica en portada una foto del mariscal Josip Broz Tito (1892-1980) bajo el título de «Tito, el croata más insigne» de la historia. Se trata del resultado de una encuesta organizada por este medio informativo sobre cuál de los personajes del mundo político, científico, militar, cultural y deportivo de la historia croata, es considerado por la opinión pública como el más destacado y representativo.
Noticia que aparece en un rincón y en páginas interiores de un diario internacional.
Pero es que recientemente leo en igual diario (ABC 22-04-2009) lo que sigue y que sintetizo: «Los concejales del ayuntamiento de Liubliana decidieron ayer volver a nombrar una de las calles principales de la capital de Eslovenia, con el nombre del ex líder comunista de la antigua Yugoslavia». Cosa que se comenta por sí sola ya que el dictador lleva enterrado casi treinta años.
El mismo día (o el anterior) veo por la TV a unos vecinos de Sevilla, que protestan por cuanto y caprichosamente; les cambian el nombre de su calle, dedicada a un general que combatió en la «guerra de Cuba», por cuanto los celosos políticos actuales, creían que era general del ejército de Franco… y van a colocar en el rótulo a una correligionaria aún vivita y coleando; o sea algo para «mondarse de risa». Los que no se van a reír y algunos braman de impotencia, son esos vecinos que sobre la base de «una chuminada», les obligan a realizar grandes o menos grandes, pero inútiles gastos, que se producirán simplemente al tener que cambiar los impresos de cualquier negocio y que seguro que el ayuntamiento sevillano, no les va a pagar; amén de la desorientación consiguiente para quién busque esa calle de vieja raigambre.
En fin… «cosas que pasan en este pobre mundo»… pero la historia termina por escribirse y deja a cada cual en su lugar… y a los imbéciles en el suyo.