Sociopolítica

¿Juez… o político?

En un momento tan confuso, de opacidad, de falta de transparencia, donde nada es lo que parece y todo es auténticamente falso en la vida pública, uno mira a su alrededor a la élite política… y es raro encontrar un político que esté licenciado en «Ciencias Políticas«, eso sí, todos, o una inmensa mayoría, son licenciados en Derecho… Es como para pensar que ya saben que tal vez algún día les tacharán de delincuentes o lo son ya y por ello tienen que conocer bien las leyes…

Recordaría a la clase política que su misión es «gobernar» y no «enjuiciar» y, en consecuencia su carrera debe ser la carrera política que no la carrera de la judicatura. ¿O tal vez me están insinuando con ello que no hay separación entre los tres poderes? ¿Acaso el legislativo y el judicial van de la mano? Eso no suena nada bien, porque en ese caso… ¿por qué no se le da más importancia al derecho político, como al derecho natural, y sí se da cierta prebenda al civil, penal o contencioso? ¿Porqué nos extrañamos de que un juez, llegado a un punto y alcanzado cierto renombre, aborde la carrera política, y sin embargo no nos extraña que un político sea un digno representante de la ley por considerarse,  incluso a sí mismos «conocedores de las leyes» ¿Qué leyes señores… las que rigen la gobernabilidad  de un pueblo o las que rigen el buen funcionamiento social para detener a los malhechores? Tal vez podían estudiar para fiscales, en vez de para políticos y así ir fiscalizando todo cuanto caiga en sus manos, como en ocasiones parece que hace la oposición… O sencillamente, ya que tanta importancia que se le da a un trozo de cartulina – al que llamamos título – dejen la política  a los licenciados en ciencias políticas y la justicia a los que dicen ser estudiantes y licenciados en derecho…

Lo contrario no lleva más que  a tener a personalidades de la política muy conocedores del código civil, penal o mercantil, pero ajenos a la realidad de una sociedad llamada España, que camina como un barco cuyo capitán cree saber leer una carta marina porque sabe conducir una bicicleta y mirar un mapa de carreteras… O aquél ingeniero que quiso ser médico porque para él un cuerpo no era sino una máquina más… Auténticas burradas que, si las analizamos, no son tales cuando las vemos en el campo de la política y la jurisprudencia, dos de los grandes pilares de esta sociedad a la que llamamos democrática por diplomacia y educación, aunque tiene poco de «demo» y mucho de «cracia», la suya claro.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.