La Paz que deseamos en el mundo siempre suma. Paz… esa mañana serena, clara, y tranquila que nos hace dar lo mejor de nosotros a nuestras familias, a nuestro pueblo, y al mundo que todos compartimos. Si todos los Líderes de las naciones tuvieran este sentimiento, dar cada día lo mejor de sí mismos por el bienestar de su gente, la Paz Mundial estaría garantizada.
Nos motiva el deseo de Paz porque hace posible la amistad, la solidaridad, el desarrollo y progreso mutuo de los pueblos; amistad necesaria en una Región que por tradición y costumbre Cristiana debiera ser considerada Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad, por lo mismo, es agotador emocionalmente que la región que circunda el bíblico y legendario Río Jordán, al día de hoy, sea emblemática desde el punto de vista bélico.
Cierto, la sola idea de guerra es terrible, poderosa y destructiva; quema y mata todo lo que toca. Nos basta el mal recuerdo del Holocausto del pueblo judío a manos del genocida Adolf Hitler, por eso no deja de sorprendernos que el pueblo opresor e invasor y genocida, en este caso, sea Israel.
Cómo va a responder el Estado de Israel por los crímenes de Lesa Humanidad que está cometiendo en contra del pueblo que habita la Franja de Gaza.
Cómo se pueden vulnerar los Derechos Humanos y ser “aprobado” y “respaldado”. Y discúlpenme la ironía, pero, quién osaría respaldar y aprobar el abierto terrorismo, la opresión, represión, e invasión en la Franja de Gaza, o en cualquier otro lugar, pasando por alto el Derecho Internacional a vista y paciencia del mundo.
La vida es un don y debe salvaguardarse, sobre todo si es la vida de un niño inocente, un niño que no es soldado, ni enemigo, sino un valioso representante de la Humanidad, y también su esperanza. Sinceramente, nos preguntamos: cuántos niños deben morir por Gaza.
Extrañamos la presencia de cascos azules, o ver una ONU empoderada en su misión de mediar por la Paz, porque nada justifica la represión e invasión de Israel en la franja de Gaza; cómo justificar el evidente Genocidio, es decir, si atacamos a nuestro prójimo, a nuestros vecinos, a nuestros hermanos, a nuestros posibles amigos, sin importar el tipo de arma, ganamos en deshumanización, y perdemos nuestra cualidad y calidad Humanas.
Ganemos en diálogo. Que sume el diálogo por una franca reconciliación, y en la búsqueda de soluciones donde ganen ambas partes, y ninguna de ellas sea vulnerada en ninguna forma. Porque no es evolucionado, o una muestra de humanidad esta guerra, o cualquier otra que niegue a los niños su Derecho a jugar libres y a crecer en Paz.
Debiéramos reflexionar a conciencia sobre lo que significa ser parte de este mundo; que no significa ser dueños absolutos de la tierra, o del territorio, o de los recursos con los cuales nos provee el planeta. Ser parte de este hermoso mundo significa vivir en armonía como especie, y en armonía con nuestro entorno.
También se debe reflexionar sobre las decisiones políticas y cómo afectan a la población civil, y en este caso como han afectado a la nación árabe residente en la Franja de Gaza. Ellos tuvieron un territorio que debieron ceder, y ahora les resta un territorio que deben defender en desiguales y adversas condiciones. ¿Quién hablará por Gaza por este necesario cese al fuego…?
No obstante los breves avances Diplomáticos para mediar en este conflicto, es preocupante que a nivel mundial se adhiera a uno y otro bando. Muchos somos Gaza en el sentido de que no nos gustaría pasar lo mismo; en este sentido, es prioritaria la Paz, e insisto: este sentimiento de seres “homo sapiens” civilizados, y evolucionados, que permite la voluntad de trabajar en conjunto para llevar impecables relaciones bilaterales Diplomáticas con nuestras naciones hermanas, porque no hay, ni existe justicia en ninguna Guerra.
Lo justo es auxiliarse y ayudarse mutuamente. Hacer alianzas que ayuden a la calidad de vida, hacer intercambio de experiencias para cuidar el medio ambiente y sus recursos, y hacer encuentros en honor a la hermandad y amistad de las naciones. Estoy segura, que si lo deseamos, las nuevas generaciones, no sólo las de Gaza e Israel sino todas las del mundo, pueden crecer por el valor de la Paz: bondad, consideración, benevolencia, caridad, afabilidad, amor, reconciliación, respeto, y amistad, entre sus muchas manifestaciones; en tanto, anhelamos un definitivo cese al fuego, y que Dios dé Fuerza y bendiga a Gaza.