Jóvenes “sin”
Sin empleo, sin oportunidades, sin esperanza en sus gobiernos. Largas jornadas de trabajo sin remunerar, nulas perspectivas de ser renovados en sus contratos de prácticas, ausencia de oportunidades y de un futuro alentador son algunos de los principales males que sufren los jóvenes europeos. Los casos más flagrantes en Europa se dan en Grecia, España, Italia o Portugal, cuyas tasas de desempleo juvenil se han disparado en los últimos años. Donde un tercio o incluso la mitad de ellos, en función del país, no tiene ni encuentra trabajo. La negación de la oportunidad es su principal día a día.
Ganhem Vergonha (Tengan vergÁ¼enza) es una de varias iniciativas que han surgido para combatir el desempleo juvenil que recorre Europa. Consiste en «una plataforma de denuncia de empleadores sin vergÁ¼enza”. Denuncia a los empresarios que pretenden aprovecharse de la situación con ofertas de empleo o prácticas vergonzantes. Ideado por Francisco Ferreira, un joven portugués que se quedó en paro. Y harto de encontrar ofertas que rozan los límites de la explotación y sin ningún tipo de garantías, decidió invertir su tiempo libre en criticarlo, mostrarlo y dar voz a todos aquellos que estuviesen su misma situación.
Entre los “anuncios de empleo desvergonzados”, como los denomina, pueden encontrarse engaños de todo tipo. “Se busca ingeniero licenciado con menos de cinco años de experiencia, recibirá salario integral y subsidio de alimentación”, reza el anuncio de una empresa de construcciones portuguesa. Una vez se muestra el interés, el único subsidio que ofrecen es de transporte. ¿El salario? Tal vez después de cuatro meses de prácticas. La propia oferta es ilegal, si se aplica a la normativa vigente en Portugal. También los es la oferta de una marca de ropa que requiere “persona dinámica, recién licenciada o en proceso de formación para el área administrativa y de contabilidad”. Puesto no remunerado. Desde Ganhem Vergonha afirman haber preguntado a sus responsables más de una vez sobre el régimen excepcional que les permitía contratar trabajadores sin remuneración. No obtuvieron respuesta.
En España, el perfil de las ofertas no es muy diferente. Los jóvenes que consiguen trabajo o una beca, en la mayoría de los casos sobrepasan en tiempo y en funciones sus cometidos. Los sueldos apenas les dan para cubrir las necesidades básicas y tienen que acudir al resguardo familiar. Es el caso de Iván. Trabaja en un medio de comunicación como becario. Sus objetivos, su visión de futuro se limita a los próximos seis meses. La frontera la marca “la renovación de esa beca” por parte de la empresa. Y otros seis meses más. ¿Y si no le renuevan? “Algún día se acabará”, dice. “Me voy de este país, fuera, a perfeccionar el inglés, a buscar otras oportunidades”, continúa convencido de que es la mejor opción.
Las últimas cifras de marzo de 2013 del portal de estadística Eurostat muestran una tasa media de desempleo juvenil del 23,2% en la Unión Europea. Pero hay casos donde la sangría es mayor como en Grecia con un 57,9% de desempleo juvenil, en España con un 55,2%, en Italia con un 36,9%. O el del propio Portugal con el 38,4% de jóvenes en paro. Mientras, los gobiernos de los diferentes Estados miembro hablan de que la “recuperación, la salida de la crisis” ha comenzado. Parecen no prestar atención al futuro de sus países.
Plataformas como Ganem Vergonha demuestran lo que se puede hacer en el camino. La verdadera responsabilidad corresponde a los gobiernos, y Unión Europea. Y más cuando Europa acude a las urnas en mayo. Fomentar el empleo juvenil y acabar con la posición de estancamiento de muchos jóvenes europeos pueden ser una de las claves para la victoria en dichos comicios. Unos objetivos que no deben convertirse en meros instrumentos electorales, sino que deben seguir mantenerse tiempo para combatir una situación que amenaza con convertirse en estructural.