Amontonados, pero el espacio lo hay, porque este es un país grande, de tamaño; involucrados, pero sin compromiso, porque es posible que cuadre el negocito y ahí si me pongo las botas; asustados, pero sin pararle, porque eso nunca pasa por aquí; dispuestos, porque hay que hacer algo, pero que no sea en fin de semana o puente; incriminados, porque piensas distinto, pero yo me hago el loco y calladito te ves más bonito.
Hasta cuando seremos el indigno pueblo venezolano, que dista de ser el pueblo glorificado por el himno nacional con esa grandilocuente estrofa, “Gloria al Bravo Pueblo que el yugo lanzo, la ley respetando la Virtud y Honor”. Y no, no se moleste, que no hable de usted, es conmigo, que veo, escribo, actuó y a mi lado solo unos pocos, solo los que también se sienten agraviados consigo mismo. Pero si le sirve el chaleco, póngaselo.
Desde que lo descubrí, brincando en las tecnologías llevadas a la palabra, en esos irreverentes y muy socialistas 140 caracteres del twitter, y digo socialistas por que hasta el máximo líder de la revolución comunista de la bolibanana Venezuela, se ufana de tener más de 1millon de seguidores, aunque como decía Tales de Mileto “muchas palabras no indican sabiduría”; eso además, es un tema de triste andar y lo que se lee ahí, no se cree ni viéndolo.
Estamos pues, ahí todos representados, los frívolos, esos galanes bd, y los novios de esos galanes, las chicas plásticas y los zopilotes que las revolotean; o las amas de casa, que no se conforman con gerenciar su habitad, sino que quieren argumentos para lidiar con las semblanzas de la vida; o los críticos, difíciles de seguir por lo cultos que se ponen; o los políticos, que aprendieron que la tecnología sirve como base de propulsión; o los indispensables que te guían por las maltrechas calles, cuidando de tu seguridad; o los que te anuncian lo dispuesto por los astros; o quien te ayuda tecnológicamente con solo el placer de ser saludado, o los amantes de autos, los animales o el cielo, los que les gusta el café o quizás también la tequila. Los jóvenes, bastión de lucha libertaria y entereza que engalanan naciones; los panas, los gay, los solidarios a cualquier causa, los groseros, los evangélicos.
En fin, los hay de todo y para todos. Y eso es fantástico, la esencia del mestizaje que comenzó, en estas latitudes por allá en el descubrimiento, ahora generan y dan vida a este multicolor espectro.
Pero, quiero referirme a quien está en constante vigilia, un grupo que día a día, día y noche, sin fines de semana ni vacaciones, sistemáticos, sin descanso, sin pausa y a viva voz, gritan por las voces que son acalladas por la injusticia, el deshonor, la indignidad, la corrupción, el poder, la fuerza, las armas y la cobardía.
Son las voces de los Presos Políticos, esos que por sus ideales políticos o éticos se enfrentaron y sufren la vejación del miedo de un pusilánime armado. Seres que son tenidos a la sombra de la sociedad, desterrados de la vida cotidiana, desalojados del amor familiar, golpeados por la sinrazón. Desdibujados en la sobra húmeda de la mentira y la bellaquería. Sin juicio y sin justicia escondiéndolos debajo de la alfombra como si no existieran.
La crueldad es uno de los placeres más antiguos de la humanidad, dijera Nietzsche. Peor aún, cuando es amarrada a esa bastarda glorificación del “patriota”, que no es más que el parapeto del hampón, para hacer ver su parecer, sea honorable.
A esa gente, que no se esconde ni se ampara, que sufre como suyos los vejámenes de los otros, que tienen el valor que yo no tengo.
Mis respetos, mi admiración, mi dolor por no tener la altura de ser “un bravo pueblo”.
Arq. Víctor Juan Mión Pivetta
@Mionvi
06.11.10