Si la Real Academia de la Lengua no miente, que no suele, la austeridad es la cualidad de austero, que, utilizando la misma fuente, significa «sobrio, morigerado, sencillo, sin ninguna clase de alardes», es decir una persona, física o jurídica, que hace de la sencillez su bandera y de la falta de excesos la norma.
Austeridad es, también, la palabra que llena la boca de los políticos en época de crisis, sabedores de que esa austeridad que proclaman a los cuatro vientos es la realidad diaria de las familias que oyen, pero no escuchan, sus palabras.
Con austeridad se consigue reducir costes que es tan importante como incrementar ingresos, porque el saldo final siempre es el resultado de restar los costes a los ingresos, por lo que se puede maximizar el saldo incrementando los segundos o reduciendo los primeros.
A la hora de incrementar los segundos los políticos no dudan en subir la carga fiscal del ciudadano, elevando los tipos impositivos y las tasas públicas. Sin embargo, a la hora de reducir los primeros todos «pasan palabra».
Un ejemplo evidente son las cumbres de Ministros que por alguna razón que se me escapa han comenzado a florecer como los almendros en primavera. Cumbre por aquí, cumbre por allá, sobre esto, sobre lo otro, no importa, lo importante es reunirse.
Y a cada reunión van séquitos enormes de ministros, asesores, adjuntos a los asesores, adjuntos a los adjuntos a los asesores, secretarias, adjuntas a la secretarias, y así un largo etcétera, con gastos de viaje, gastos de alojamiento, gastos de manutención, gastos de ocio, gastos, gastos y gastos.
No digo yo que no sea necesario el poner las ideas en común. El multilateralismo es esencial en el mundo globalizado de hoy en día y para ello todos los países deben de estar en permanente contacto. Ahora bien, parece que los políticos son los últimos en enterarse de las nuevas tecnologías.
Hoy en día se pueden mantener, y de hecho se mantienen, reuniones de alto nivel sin necesidad de compartir espacio físico. Gracias a las nuevas tecnologías cada Ministro de cada país podría acudir a la cita sin salir de su despacho, sólo sería necesario un ordenador y una webcam, potentes y seguras, claro está, pero nada más.
Sin embargo, no se hace, los Ministros de los países prefieren viajar y gastar, sin pensar en el despilfarro que ello supone, ajenos al significado real de la palabra austeridad, esa misma palabra que repetirán, de manera compulsiva, en su siguiente discurso.