Para los filósofos y místicos orientales estamos en el Kali Yuga o Edad de Hierro de la humanidad; una Edad dura y violenta. Para los cristianos originarios se trata del Apocalipsis. Con una denominación u otra se pone de manifiesto que nos encontramos en este momento en uno de esos puntos de inflexión de la historia del género humano. Nunca hasta hoy se habían dado situaciones que comprometieran a la vez a tantos en tantos lugares de manera tan parecida: hambre, escasez, acoso político, económico y social. Nunca como hoy cada habitante de este Planeta había tenido un conocimiento tan grande acerca del resto de sus contemporáneos, a los que debido a la tecnología ya no puede ignorar como en siglos precedentes. La visión del mundo tal como es y de la humanidad como un todo se hace cada vez más consciente en casi todos nosotros .Y nunca como hoy el Planeta mismo había estado sometido a tantas presiones demográficas, tal explotación salvaje de recursos, tantos desequilibrios ecológicos y como consecuencia un sin fin de amenazas para el conjunto de las especies vivas, incluida la humana. Pero no se trata del fin del mundo, no. Se trata del fin de este mundo, de esta civilización materialista que ha llevado las cosas hasta un extremo insoportable para las condiciones de vida natural de la Tierra y para la vida de personas y animales comandada por una élite de depravados morales con poder sobre las masas.
Los seres humanos, no importa en qué país vivamos, tanto si habitamos en países hasta ahora prósperos como si vivimos en los llamados “del tercer mundo”, estamos siendo explotados como nunca y sometidos como nunca antes a una enorme presión para ser controlados por el poder tiránico de ricos sin conciencia y sin límites en su avaricia y por gobiernos corruptos convertidos en mayordomos de los ricos y sin límites en su indecencia que configuran esto que llamamos “El Sistema”.
ESTO QUE LLAMAMOS SISTEMA
Esto que llamamos Sistema, o sea la organización político-social, religiosa, económica, militar y jurídica se ha convertido en un frente radical contra la humanidad, contra las especies animales y vegetales y contra el Planeta como ser viviente, proveedor de vida y protector de cuantos habitamos en él. Por tanto, estamos ante un frente contra Dios, el artífice y mantenedor de la vida universal y del Cosmos material y espiritual. ¿Y quién es el enemigo de Dios por antonomasia? Recurran a su intuición.
Podemos afirmar con total seguridad que en este momento de la historia humana nos hallamos ante un frente organizado de espíritus demoniacos que pretenden esquilmar y dominar la Tierra y nuestras conciencias. Claro es que directamente no pueden, porque no son entidades materiales con un cuerpo físico orgánico como nosotros, pero eso no es obstáculo, pues conocen de sobra las debilidades humanas y se aprovechan de ellas para obtener energía. En “El Estado de los demonios, sus cómplices y sus víctimas” podemos leer: “Con las energías negativas de los hombres, los demonios han creado una jerarquía “hacia lo inferior”. Se proveyeron de cómplices y de víctimas. Los cómplices son aquellos hombres que han alcanzado poder externo y prestigio, que dominan sin escrúpulos a otros y que imponen su poder e influencia para utilizar a muchos hombres y atarlos a sí. Quien se deja atar, es decir, quien hace lo que desea el cómplice, se convierte en víctima.
Muchos de estos cómplices están sentados en los puestos más altos de los gobiernos terrenales, de las instituciones eclesiásticas, de la ciencia, de la economía y de lo que se denomina empresas multinacionales” (*)
Es a través de nuestras debilidades humanas donde el frente demoniaco del Sistema que rige el mundo (el neoliberalismo y las Iglesias) puede controlar nuestra vida. De lo contrario ¿cómo podría hacerlo? ¿Cómo podría, como no sea a través del miedo, de la ignorancia, de la discordia de unos con otros, de nuestra codicia, de nuestro egocentrismo, de nuestro apego a lo material y de nuestro alejamiento de las leyes divinas? ¿Cómo podrían controlar a quien tuviese como norma de vida la Regla de Oro que dice: Lo que quieras que te hagan a ti, hazlo tú primero a otros”, y “No hagas a nadie lo que no quieras que te hagan”? ¿Cómo podrían controlar a una persona cuya máximas aspiración en la vida consistiera en ser perfecto y libre en todos los sentidos?
Solo se nos puede controlar a través de esos puntos débiles en el sistema defensivo de nuestras almas que son nuestros defectos. Y no hay otro modo.
Hay que reconocer que hasta ahora han ido teniendo éxito en su control , porque se han lanzado como una jauría contra una humanidad debilitada en principios políticos que ya se encargaron de pervertir para desengañar a las masas y convertirlas en escépticas y pasivas. Han tenido éxito, porque las Iglesias que se llaman cínicamente cristianas han hecho del cristianismo una caricatura que aleja a millones de revolucionarios alejándoles de Dios y de los revolucionarios espirituales del cristianismo de los orígenes. Han tenido éxito porque han conseguido pervertir, comprar y controlar a los partidos políticos y organizaciones sindicales que podrían actuar -al menos de una manera provisional- como un frente de contención ante tan desmesurado ataque como el que estamos sufriendo. Y por último han tenido éxito porque sus medios de comunicación y sus aulas en escuelas y universidades se han dedicado a proponer los puntos de vista y los modelos educativos del Sistema, que son informaciones, programas mentales y modelos educativos para convertir a las masas en eso: masas despersonalizadas, carentes de espíritu crítico; masas dormidas y fáciles de manejar por la doble jerarquía – la visible y la invisible -que dirige el mundo actual. Pero eso está a punto de sufrir un vuelco, porque una parte importante de la humanidad está comenzando a tomar conciencia de quiénes son sus enemigos y qué pretenden. Una gran parte de la humanidad está despertando su conciencia y adoptando el pacifismo como norma de conducta: Las manifestaciones de repulsa se suceden, así como las críticas públicas y la contra información, y con la ayuda de la tecnología se están empezando a trazar acciones conjuntas para poner freno a tanta agresión contra nuestras vidas. Pero todo esto solo se puede sostener desde la fuerza personal que se consigue poniendo la conciencia al servicio de la justicia, de la unidad, de la hermandad, de la igualdad y de la libertad. Estas son nuestras armas, este es nuestro poder.
Y esta es la batalla espiritual que actualmente se sostiene en este mundo; una batalla que se desarrolla en dos frentes. Uno es exterior: el mundo tal y como nos aparece ante nosotros con todos sus problemas cotidianos, y el otro es interior: se desarrolla instante a instante en la conciencia personal de cada uno. En esta zona íntima es donde se sostiene la batalla determinante a favor o en contra de aquello que nos mantiene atados, dominados, desunidos, que no es otra cosa que estar a favor del Sistema y sus esbirros y en contra de Dios, o a favor de las leyes de Dios y contra los defectos que nos impiden realizarlas. Esta es la batalla decisiva para la humanidad y esta batalla no se puede evitar. Aquí no puede haber nadie neutral.
(*) El Estado de los demonios, sus cómplices y sus víctimas”, edit. Vida Universal; (http:// www.vida-universal.org)