En estos días se ha conocido el contenido de la entrevista realizada por Free Speech Debate -un proyecto de investigación de la Universidad de Oxford- a don Mark Thompson, director de la BBC.
Al parecer, en dicha entrevista ha quedado claro que el compromiso de la Entidad pública británica con la libertad de expresión y el respeto a las religiones tiene un límite muy definido: la determinación del contrario por mandarte al otro barrio.
De acuerdo con la información suministrada en español por un diario de tirada nacional, Thompson afirma que su cadena (no es que sea suya propia, sino que trabaja para ella) puede emitir contenidos que hieran la sensibilidad de los cristianos, pero no lo hará si hay riesgo de incomodar a los creyentes de Alá y su profeta, Mahoma.
¿Y por qué razón creen ustedes que el directivo británico realiza tal afirmación? ¿Será por fidelidad a los dictados del Corán y rechazo a las infieles enseñanzas de Jesús?
Pues según un amigo mío, analista de asuntos derivados de las intolerancias religiosas, los motivos básicos por los que el mandamás de la BBC cuidará mucho que los musulmanes no se ofendan con los contenidos del canal público británico son tres:
En primer lugar, que los musulmanes están más sensibilizados a las críticas que los cristianos, acostumbrados a toda esa mierda de dar la otra mejilla (esto último no lo ha dicho Thompson, lo dice el autor de esta entrada).En segundo lugar, los musulmanes son considerados minoría étnica, y como tal, la BBC está especialmente instruida para evitar contenidos que incomoden a sus miembros, no sea que la ecuanimidad británica pueda ser puesta en duda siendo acusada de racista.Y en tercer lugar, y quizá principal argumento de Thompson, aparece la razón práctica que reproducimos literalmente: “Sin ninguna duda, que alguien diga ‘protesto por este programa con la mayor energía posible’ no es lo mismo que si dice ‘protesto con la mayor energía posible y estoy esgrimiendo un kalashnikov mientras escribo. Con ello, sin duda, está elevando la apuesta”…
Este último párrafo parece querer decir que la razón de base para modular con más rigor las críticas irónicas o burla de las creencias de los musulmanes no es el respeto a la libertad religiosa o la proverbial cortesía británica.
La razón de base es que les da un miedo que te cagas.
El miedo que te cagas se constituye así en un elegante y ético argumento para eludir los programas ofensivos para los creyentes de Alá. La falta de miedo que te cagas es, como deducción inmediata, la razón que permite aceptar sin problema alguno las burlas, befas, escarnios y blasfemias contra los cristianos, ya que éstos son conocidos por su capacidad para protestar enérgicamente, eso como mucho, y luego marcharse a casa sin declarar la guerra santa ni matar a nadie por orden del Papa o de algún obispo recalcitrante.
Y fíjense que a lo mejor Thompson ha puesto el dedo en la llaga y descubierto que el problema de convivencia entre musulmanes, cristianos y laicos es que solo los musulmanes no tienen un miedo que te cagas.