El próximo fin de semana el PSOE aborda una Conferencia Política que levanta muchas expectativas en todo el país. Quienes seguimos la política muy de cerca, estamos un poco escépticos pensando si serán capaces de colmar las esperanzas de quienes han sido votantes, simpatizantes e incluso militantes que terminaron por darle la espalda a este Partido.
Se crean dudas al escuchar declaraciones que no concuerdan con las promesas que hicieron en el Congreso de Sevilla. Ahora se dice: a la ciudadanía no le importan mucho nuestros problemas internos, lo importante es resolver los problemas que tiene el país y que sufren las clases medias y las más desfavorecidas… Hasta cierto punto es posible que tengan razón, pero en la actualidad los votantes mirarán con lupa a quienes tienen que votar y si éstos son capaces de realizar lo que la situación del país impone.
Es muy humano que quienes apoyaron al líder actual deseen seguir perteneciendo a una casta político-burguesa (al igual que los miembros de los demás partidos que han conseguido cuotas de poder) y no deseen bajarse de la burra que les procura poder, buenos sueldos y la admiración de los idólatras de los poderosos (algo que se da mucho en los países latinos). Algo increíble en una democracia, donde se debería ante todo cuidar la capacidad de gestión de cada persona y la ideología del Partido al que representan.
Esto es imprescindible para un PSOE que consiguió ser un Partido de mayoría de Gobierno adaptándose a la voluntad popular y construyendo, en el 29 Congreso, un Partido Progresista, democrático y tolerante, acogiendo en su seno a todas las personas de progreso, católicos y de clases medias, y que en la actualidad no consigue remontar las encuestas de intención de voto de un PP en sus horas más bajas. Si el PSOE desea volver a ser un Partido de Gobierno, debe darle forma a un buen programa de Organización donde se abandonen los bandazos tanto a la derecha como a la extrema izquierda y cumplir con su promesa de: primarias sin avales, listas abiertas a todos los niveles del Partido y comprometerse, si gana las elecciones, a llevar a cabo una reforma de la Ley Electoral en la que el Presidente del Gobierno sea votado a dos vueltas por todos los españoles; al igual que el Presidente de cada Comunidad Autónoma, sea votado por sufragio universal de la Comunidad a la que desee representar, y así hasta los Alcaldes, eliminando las mociones de censura partidistas. Quien pone el pueblo, lo quita el pueblo. Articulando un referéndum popular o en las elecciones.
Nunca podrá haber auténtica democracia mientras los diferentes poderes del Estado no sean en verdad independientes del poder político. La Justicia y todos sus cargos deben ser elegidos por el pueblo. La fórmula de ser elegidos por la mayoría parlamentaria, siembra dudas que no deben darse en un país democrático.
Muchas expectativas en un Partido donde hay demasiadas personas controlando ‘el aparato’, y a quienes les importa muy poco precisamente el Partido, mientras ellos sigan chupando de la mamandurria, ya sea en cargos del Partido, o colocándose en un Senado que no sirve para nada o el Parlamento Europeo, y la mayoría de las veces en empresas privatizadas que nos cuestan un riñón…