La Economía es una ciencia contralógica, o al menos, una ciencia que no siempre se lleva bien con las tesis del sentido común, nunca el más común de los sentidos y sí el más añorado.
Hoy hemos conocido que los precios han bajado, una vez más, durante el mes de septiembre. La lógica humana, la lógica que nos mueve como ciudadanos, nos diría que es una buena noticia porque ahora las cosas valen menos, por lo que como ciudadanos de a pie deberíamos de alegrarnos.
Sin embargo, la Economía nos dice lo contrario, nos dice que debiéramos asustarnos, que debiéramos preocuparnos, que deberíamos empezar a plantearnos el futuro, indescifrable de pura oscuridad y de puro desconcierto vital y económico.
Porque cada vez que la estadística de inflación es negativa no es una buena noticia para el ciudadano, más bien al contrario, es una noticia pésima, por mucho que cueste entenderlo.
Una inflación negativa repetida confluye en deflación la cuál provoca una serie de consecuencias negativas en cadena en las que es muy sencillo caer pero muy complejo dejar atrás.
Cuando los precios de una economía caen de manera sistemática los productores dejan de producir porque ya no les sale rentable, con lo que se ven obligados a despedir a gente, que al quedarse desempleados dejan de consumir. Por tanto, la deflación produce una reducción de la oferta y una reducción de la demanda, con lo que el país que la sufre se paraliza.
Pero también existe un efecto paralelo que es el de postponer las compras. Si un consumidor se maneja en una situación de deflación tendrá la sensación de que los precios seguirán descendiendo en los momentos posteriores, así que postergará su compra hasta que los precios lleguen a su mínimo, lo que provocará una nueva contracción de la demanda, que llevará a reducir la producción de las empresas, con lo que éstas tendrán que despedir a más gente, y vuelta a empezar.
La Economía es contralógica, o al menos contralógica del corto plazo aunque muy lógica en el medio y largo plazo, a los cuáles estamos condenados de sobrevivir al corto, y la deflación, o la inflación negativa repetida, es uno de los mayores temores de los economistas, ya lo he dicho y lo volveré a decir hasta que todos tomemos conciencia de ello.