La decimoctava Conferencia de las Partes (COP18) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático trabajó sin cesar en Doha para acordar no estar en desacuerdo. El Secretariado se apresuró a emitir un comunicado de prensa que declara el éxito de la reunión y destaca cuatro resultados:
- Enmiendas al Protocolo de Kioto;
- Calendario para negociar un acuerdo en 2015;
- Decisiones sobre las nuevas instituciones de la CMNUCC, incluyendo el Fondo Verde para el Clima;
- Y confirma el objetivo de alcanzar 100 mil millones de dólares al año para el año 2020 y promesa de los países europeos de aportar 6 mil millones de dólares en los próximos años
Los comentarios a los resultados de la COP 18 no se hicieron esperar, presentando la mayoría de ellos un panorama totalmente diferente. Quizás lo que más sorprende es que los principales medios de prensa (aquí y aquí) destacan la inclusión del principio de ‘pérdidas y daños’ como el resultado más importante, aunque este no ha sido mencionado en el comunicado de prensa emitido por la CMNUCC, orientado más bien a cuestiones relacionadas con el proceso. Por primera vez se ha logrado establecer la responsabilidad que los países ricos tienen de compensar a los países más pobres por el efecto del cambio climático. Me parece que ahora se podrán abrir nuevos canales de financiamiento para el clima y apoyo a la adaptación y crisis humanitarias, lejos de las ideas más burocráticas y lentas abordadas en las negociaciones.
Los comentarios de las ONGs ambientalistas (aquí, aquí, aquí y aquí) se centran en la falta de compromiso de los países desarrollados durante las negociaciones, así como para proporcionar financiamiento. Se considera que el Protocolo de Kioto se ha debilitado, ya que los países que han decidido permanecer representan el 15% de las emisiones. Si bien estos aspectos son pertinentes, también pude observar que están principalmente relacionados con el proceso de la CMNUCC y su funcionamiento interno, lo que es por supuesto comprensible el último día de las negociaciones. Pero en el momento del año en que más atención se presta al cambio climático, existe el riesgo de que el panorama más amplio se pierda en tecnicismos relacionados con el proceso.
Lo que también me sorprende es el bajo perfil que históricamente ha caracterizado a los sectores agrícola y forestal (los sectores verdes), tanto en los resultados como en los comentarios. El comunicado de prensa de la CMNUCC menciona extrañamente que “los gobiernos han mejorado los métodos para medir la deforestación, y para asegurar que los esfuerzos orientados a combatir la deforestación reciban apoyo”. Además de reducir el esquema REDD+ a la deforestación, este comunicado de prensa oficial no hace mención alguna de los importantes progresos logrados en el ámbito de los beneficios y los motores de la deforestación. Cierto, el estancamiento en las negociaciones sobre verificación significan que REDD+ no avanzó como se esperaba esta vez, y por lo tanto ha dejado de tener importancia para los comunicadores. Para el sector de agricultura, Doha fue peor ya que fue ignorado totalmente, a la sombra de los esfuerzos por mantener vivo el proceso de negociación.
El próximo paso al que nos podemos aferrar es el acuerdo climático planificado para 2015. Esta es la siguiente oportunidad para analizar nuevamente cómo la convención aborda asuntos de la vida real. Quedan entonces pocos años para que los sectores verdes proporcionen nuevas ideas, investigación y análisis a fin de mostrar cómo encajan en el desafío que plantea el cambio climático y el tipo de soluciones que se podrían diseñar. Permítanme comenzar con algunas observaciones:
El Fondo Verde para el Clima ha generado muchas expectativas. El ambicioso monto de 100 mil millones de dólares al año para 2020 representa realmente un presupuesto mayor de lo habitual para que los países que más lo necesitan puedan hacer algo. Pero tengan en cuenta que el PIB mundial es de 70 billones de dólares al año. Estamos hablando entonces de 1/700 de la economía mundial o en realidad de alrededor de 1/1000 ya que los 100 mil millones parecen ser un monto fijo, tanto nominal como políticamente, mientras que el PIB probablemente continuará creciendo hasta el 2020. El PIB ha crecido en promedio 2.5 billones al año desde que la CMNUCC inició sus negociaciones veinte años atrás, es decir 25 veces el monto anticipado para el fondo para el clima. Visto así los 100 mil millones al año para abordar el cambio climático parecen ser toda una ganga. Pero, de materializarse, ¿podemos realmente creer que estos fondos van a cambiar el mundo en la forma en que la CMNUCC lo ha establecido?
Pasemos ahora a los sectores verdes. Según un informe recientemente publicado por la FAO, las inversiones en agricultura en 76 países de ingresos bajos y medios asciende a 200 mil millones de dólares al año, proviniendo dicha inversión principalmente de fuentes privadas. La inversión global en agricultura alcanza los cinco billones de dólares al año mientras que el comercio de productos forestales, agrícolas y alimenticios 2.5 billones al año. Entonces, ¿qué impacto podemos esperar tenga el financiamiento en el clima en sectores que representan alrededor de un tercio de nuestras emisiones, proporcionan medios de vida a miles de millones de pobladores rurales, están sujetos a importantes políticas de seguridad alimentaria y, al mismo tiempo, son los más afectados por el cambio climático?
Prácticamente ninguno en vista de la falta de progresos en Doha y la falta de atención otorgada a los sectores verdes.
Sin embargo, hay motivo para repensar las cosas
Durante 8000 años los sectores verdes han proporcionando alimentos y víveres a nuestra civilización y, al mismo tiempo, lidiado con el clima y con los peligros que impone el cambio climático. Sin duda, el desafío climático es más grande que nunca y necesitamos repensarlo. Pero no es posible aislar el desafío del clima de los sectores verdes. El cambio climático es una parte integral de estos sectores que también aborda otros desafíos relacionados con nuestro futuro. La forestería y la agricultura no son, por lo tanto, parte de la solución –son la solución.
Por eso, ¿deberíamos tal vez tirar una moneda e incluir la acción del cambio climático en el quehacer diario de los sectores verdes en lugar de hacer lo contrario? ¿Es posible que esto sea más efectivo para lograr los objetivos de la CMNUCC que esperar que las negociaciones orientadas al medio ambiente nos proporcionen soluciones? Después de todo, los sectores verdes, junto con los miles de millones de personas que dependen de ellos, son los principales agentes en lo que respecta al cambio climático. Por ello, el incentivo debería estar allí.
La acción desde la perspectiva de los sectores verdes, en todas las escalas y ante el cambio climático, para garantizar y desarrollar medios de vida, recursos naturales, crecimiento bajo en carbono y producción alimentaria parece ser un enfoque inteligente, incluso rentable. Podemos llamar a este enfoque el enfoque del paisaje.
En este sentido, algunas discusiones bastante interesantes ya han tenido lugar en los márgenes de la COP 18. Un documento elaborado por Tony la Viña et al. sugiere que se podrían combinar los esfuerzos relacionados con REDD+, la agricultura y el cambio de uso de suelo a fin de poder ir avanzando hacia un acuerdo para el 2015. El Día de los Bosques y el Día de la Agricultura han decidido unirse para crear el Día del Paisaje en vista de que se trata de temas transversales. Discusiones similares tuvieron lugar en eventos paralelos y han sido abordadas también en el blog de CIFOR (aquí y aquí).
¡Estamos viviendo sin duda momentos muy emocionantes! Los acuerdos, conocimientos, ambiciones y experiencias relacionados con REDD+, incluyendo iniciativas voluntarias y trabajando con actores en los diferentes sectores verdes, nos podrían llevar a una nueva plataforma para 2015. En este esfuerzo resulta fundamental apoyar la comprensión del enfoque del paisaje. Es vital mantener el papel que cada uno de los sectores verdes desempeña como motores del crecimiento verde, la mitigación y la adaptación, ya que se trata de un diálogo abierto dentro de la CMNUCC. Pero más que nada, dependemos de socios que estén preparados a desafiar los viejos límites.
Para leer mas historias de las negociaciones de la ONU sobre el clima en Doha, pulse aquí.
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