EL CRISOL – Pascual Mogica Costa
Fíjese usted que cosa más curiosa y sorprendente, a mi me está alarmando más lo que veo en alguno de esos programas de las tardes a los que se ha dado en llamar telebasura, que lo que dicen Rajoy y sus satélites con respecto a la mala situación económica por la que está atravesando España.
El hecho de ver lo que algunos de los participantes, presentadores y colaboradores, tienen que hacer para ganarse un sueldo en definitiva para poder subsistir, para ser más claro: para tener algo que echarse a la boca, a lo que se puede añadir el hecho de que algunos de ellos se pasan todo el programa comiendo tartas, bollos, empanadas, frutas y algunos alimentos que les regalan las personas que van a presenciar el desarrollo del programa en directo, lo que me recuerda a esas visitas del pariente del pueblo que venía a visitar a los de la capital cargado de chorizos y de panes caseros que los capitalinos prácticamente devoraban, estos regalos de los espectadores invitados los consumen los protagonistas del programa con unas ansias que dan la impresión de que llevan días sin comer, todo ese comportamiento que en muchos casos roza, y en ocasiones entra de lleno en el ridículo, nos dice que muy mal deben andar las cosas para que haya gente que se preste a protagonizar esos papeles que de algún modo vienen a confirmare el que a estos programas se les llame “telebasura”.
La verdad es que algunos de los personajes son dignos de estudio y comentario. Te encuentras con alguno de ellos que por su rictus constante da la impresión de ser una persona en permanente estado de resaca o que de alguna forma se encuentra en la misma situación anímica que “Don Quintín el amargado”. También hay alguno de estos personajes que ponen mucha vehemencia, bordeando el histerismo, en lo que dicen y en intentar que los que le escuchan crean que está en posesión de la verdad cuando a lo largo de su vida profesional ha cometido errores de bulto que han provocado su pérdida de credibilidad ante los que le están viendo y escuchando y que por tanto deberían haber cambiado de oficio. Luego te encuentras con una serie de personajes, hay honrosas excepciones, vulgares, ignorantes e incultos, incapaces de enseñar algo a alguien y que en realidad son los que más contribuyen a que estos programas sean considerados una basura. En fin que hay de todo y lo malo del caso es que nos los tenemos que tragar porque las películas de la tarde las tenemos más vistas que al cuadro que tenemos colgado en el salón de casa. La verdad es que sientes varias sensaciones, sientes lástima, pena, risa al ver los “papeles” que algunos hacen, y en muchos casos vergÁ¼enza ajena cuando te “deleitan” con algún movimiento corporal al que ellos llaman “baile”. Y qué decir de alguno de estos personajes que da la impresión efectiva de haberse creído que realmente pertenece a la realeza.
En fin, que más que ver y estudiar los informes del Banco de España, de las agencias especializadas y de la oposición sobre la situación económica de España, lo que hay que fijarse es en lo que algunos tienen que hacer para comer todos los días para darse verdadera cuenta de lo mal que está la cosa.