Si yo fuese joven y viviese la situación actual; desde luego que no me casaría y de hacerlo, prepararía un contrato lo más claro y equitativo que supiese hilvanar, para evitarme las calamidades a que están siendo sometidos los pobres hombres de hoy; que dominados por necios políticos, se han dejado dominar por lo que ya es una plaga y que de seguir así, lo será mucho más cada día que amanezca… «el hembrismo, que no feminismo y que es infinitamente peor que el tan criticado machismo«; puesto que en general; en el mundo denominado machista, siempre y salvo excepciones, han mandado las mujeres, digan lo que digan y lo hagan como quieran; ello lo asevera el tajante dicho de la sabiduría popular… «Si tu mujer te pide el que te tires por un talud… pídele a Dios que éste no sea muy alto».
Sabida es la tenacidad y la inteligencia (amén de la malicia) de la hembra frente al macho humano; sabido es el poder de «su lengua y persuasión»; bien para halagarte y llevarte donde ella quiere («para eso posee la entrepierna») o bien para destruirte con esa herramienta «sin hueso», pero dura y afilada como el más conseguido de los aceros.
Pero hasta los jueces actuales («no digamos las juezas») hoy juzgan la violencia física (que no es otra cosa que un signo de impotencia y debilidad manifiesta) mucho más severamente que la violencia de una lengua, muchas veces viperina y que acorrala al varón hasta extremos que mejor no pensarlo; mejor que lo digan esos pobres «machos» que despojados por el extremo de unas leyes injustas, llegan a dejarlos en la calle como perros abandonados o «gallos desplumados» y que han sido despojados hasta de lo necesario para poder seguir viviendo; mientras la hembra victoriosa se ríe contenta y anima a las demás a seguir destruyendo al pobre hombre que «de sapiens» no tiene nada; puesto que no reacciona y cada vez estará más destruido.
Se ha llegado hasta eso que no es otra cosa que una aberración más; y se denomina «paridad» (de parida desde luego y en el peor de sus significados en el idioma español) y en la que los inútiles políticos, han otorgado la forzosa igualdad en funciones y cargos; o sea se llega ya en que en ministerios españoles, sean más abundantes las mujeres que los hombres… «esperemos que en las minas de carbón y otros trabajos duros acudan con igual paridad»; cosa dudosa puesto que la mujer, ya digo; es demasiado inteligente y la peor parte de la vida, siempre se la dejará al más tonto, cual siempre es, ha sido y será el hombre.
Y he titulado «mundo de tigres y tigresas»; por cuanto ese es el mundo que ya avanza a pasos agigantados. El tigre macho, controla un territorio más o menos grande y según su potencia física. Dicho territorio lo va recorriendo y de paso empreña a las tigresas que en el mismo viven. Tras ello vuelve a su nomadeo y su cubil alimentándose de lo que puede cazar sólo y sin más compañía; allá se las apañe la tigresa con su prole. En esto, este felino es bastante más listo, que el tan cacareado león, al que tienen que alimentar las leonas, que son las que cazan y él queda para el empreñamiento; y cuando llega su época débil, a irse de la familia «leonina» puesto que otro león más fuerte lo echa y si no se va, lo mata.
La familia humana, desaparece; al menos en este «occidente que se dice civilizado»; ya que está camino de convertirse en algo similar a lo que cuento del tigre, pero aún con desventaja sobre éste; puesto que la hembra humana, tiene el recurso de mediante análisis saber la paternidad del vástago y sacarle a este la manutención… «y hasta las cerillas de los oídos»… por tanto «el tigre humano si es inteligente, su nomadeo será de burdel en burdel y con un doble condón por si las moscas». O pasarse «al otro bando», puesto que la homosexualidad parece ser que abundan cada vez más… ¿será por eso?. Mejor reírse a carcajada o mandíbula batiente, de tanto progreso y tanta aceleración… que como vaticiné hace muchos años… «nos ha llevado a ninguna parte». Y aquí estamos sin rumbo y estancados.