Los rendimientos mundiales de los cultivos más importantes no están aumentando lo suficientemente rápido como para satisfacer la demanda futura de alimentos de una población en crecimiento, lo cual podría provocar el “avenimiento de una creciente crisis agrícola”, según un estudio.
Los rendimientos agrícolas del maíz, arroz, trigo y soya –responsables del 43 por ciento de la energía que conforma la dieta global y el 40 por ciento de las proteínas- debe incrementarse entre 60 y 110 por ciento en el 2050 para satisfacer el consumo de alimentos proyectado.
Pero los rendimientos se incrementarán solo entre el 38 y el 67 por ciento si siguen el paso actual de mejoramiento, de acuerdo con una investigación publicada en PLOS ONE el mes pasado (19 de junio).
Esto no logrará satisfacer la demanda de alimentos, particularmente de una población en crecimiento que consume carne y productos lácteos y cuya producción también comparte los terrenos agrícolas con los biocombustibles, dice el estudio de Deepak Ray y colegas del Instituto del Medio Ambiente de la Universidad de Minnesota, en Estados Unidos.
El estudio realizó un mapeo de las estadísticas agrícolas alrededor del mundo y rastreó cómo están cambiando los rendimientos en cada país.
Los hallazgos son valiosos porque aportan datos sobre regiones y países en específico, dice Hans Braun, director del Programa Global del Trigo del Centro International de Mejoramiento del Maíz y el Trigo (CIMMYT) en México.
“Confirma ahora, en una escala regional, lo que CIMMYT y muchos más han dicho: que si la inversión en investigación agrícola no aumenta significativamente, es muy probable que el mundo experimente hambruna a gran escala en las próximas décadas”, asegura a SciDev.Net.
Los países con los problemas más severos, dice Ray, son aquellos cuya producción de cultivos clave para la alimentación decrece conforme su población aumenta. “Esto reduce entonces rápidamente la producción per capita,” dice.
El maíz en Guatemala es un ejemplo de esta situación. Provee del 36 por ciento de la energía de la dieta de la población pero sus rendimientos están reduciéndose a la vez que se proyecta un aumento de la población en los próximos años.
De manera similar, las tres naciones líderes en la producción de arroz, China, India e Indonesia, están presenciando poco crecimiento en sus rendimientos. Cuando se toma en cuenta el crecimiento de sus poblaciones, la producción permanece estática en China e India, y cae dramáticamente en Indonesia.
“En numerosos productores pequeños de arroz del mundo en donde el arroz es un proveedor importante de la energía diaria de la dieta, como en Perú, Ecuador, Bolivia, Benin, Togo, Myanmar, las Filipinas, Malasia, Corea del Sur, Nepal y Sri Lanka, la producción per capita también permanece sin cambios,” dice el estudio.
La situación es similar para el trigo, con varios países como Afganistán, Bolivia, Irak, Paraguay y Perú viendo que el incremento en los rendimientos es demasiado pequeño para mantener su cosecha actual per capita.
A menos que se realicen cambios, la perspectiva para países en desarrollo en África y América Latina, que ya sufren de inseguridad alimentaria, la situación no mejorará, advierten los autores.
Estos cambios incluyen el impulso al mejoramiento de los rendimientos a través de la implementación de mejores prácticas de manejo agrícola, así como reducir la brecha entre los rendimientos alrededor del mundo. También se considera el desmonte de tierras para agricultura, así como reducir el desperdicio de comida y el consumo de carne.
Pero Braun dice que en muchas regiones, como en América Latina, “no hay otra alternativa más que aumentar los rendimientos –simplemente porque no hay más tierra disponible para expandir la producción; si se desmonta más terreno para hacerlo arable se tienen que cortar árboles.”
“Un hecho obvio, pero frecuentemente ignorado por los tomadores de decisiones, es que la producción agrícola no puede ser prendida y apagada como una fábrica; requiere compromiso a largo plazo”, dice Braun.
Enlace al artículo completo en PLOS ONE
La versión original de este artículo se publicó en la edición Global de SciDev.Net
Referencias
PLOS ONE: doi 10.1371/journal.pone.0066428 (2013)
Fuente: SciDev.Net