Desde el mes de enero, en Alemania se están acumulando los casos de pederastia y malos tratos en centros de enseñanza principalmente católicos, pero también en centros privados y luteranos.
Los actos ejecutados por personal laíco, sacerdotes y miembros de órdenes religiosas afectan ya a 27 obispados. En parte se trata de casos con una antigÁ¼edad de más de tres décadas.
El primer centro que fue denunciado por antiguos alumnos afectados por estos abusos ha sido el Canisius-Kolleg de los Jesuitas, pereteneciente al obispado de Berlín. A continuación han sido muchos los que dieron el paso de denunciar lo que habían sufrido en centros educativos católicos:
1 de febrero – Obispado de Hamburgo: Antiguos alumnos de Sankt Ansgar manifiestan haber sido víctimasd de abusos. Obispado de Friburgo: Un profesor que antes había trabajado en Berlín también es acusado de haber abusado de alumnos en el Colegio de los Jesuítas St. Blasien. Obispado de Hildesheim: Acusaciones contra sacerdotes en Hildesheim y Gotinga.5 de febrero – Obispado de Colonia: Primeras noticias de casos de abusos en el Colegio Aloisius-Kolleg de Bonn.9 de febrero – Obispado de Aquisgrán: Un comisario especial de la Iglesia investiga las acusaciones de abusos dirigidas contra dos sacerdotes.12 de febrero – Obispado de Paderborn: La Iglesia confirma que religiosos de Werl están bajo sospecha de haber abusado de niños.19 de febrero – Obispado de Maguncia: En el internado de Biesdorf dirigido por los Misioneros de la Sagrada Familia se tiene conocimiento de abusos por un miembro de la orden.21 de febrero – Obispado de Augsburgo: Acusaciones contra colaboradores del antiguo orfanato salesiano Don Bosco en Augsburgo. Obispado Rottenburg: En Oggelsbeurense sospecha de casos de abuso en un orfanato de las Vicentinas. Obispado de Essen: Antiguos empleados del centro de discapacitados Casa de Franz Sales están bajo sospecha.22 de febrero – Obispado de Munich: El director de la escuela ubicada en el antiguo Monasterio Benedictino de Ettal (Alta Baviera) reconoce que hubo casos de abusos. Obispado de Wurzburgo: Tras las acusaciones se procede a suspender de servicio a un sacerdote del Monasterio de Franciscanos de Wurzburgo.23 de febrero – Obispado de Speyer: Un sacerdote está bajo sospecha de haber practicado actos sexuales con chicos del Instituto Johanneum de Homburgo.28 de febrero – Obispado de MÁ¼nster: Un sacerdote de Munster confiesa el abuso de alumnos del internado.3 de marzo – Obispado de Limburgo: Salen a la luz varios casos de abusos sexuales por parte de sacerdotes.4 de marzo – Obispado de Fulda: Sospechas afectan a un sacerdote y a un empleado eclesiástico. Obispado de Ratisbona: De acuerdo con un comunicado del Obispado también hubo casos en el mundialmente famoso coro infantil de los «Regensburger Domspatzen» [Los Gorriones Cantores de la Catedral de Ratisbona]. Sobre este asunto, la agencia de prensa dpa publicó la información facilitada por uno de sus antiguos miembros:
Desde el sábado, Manfred van Hove sabe por fin lo que pasó con su maltratador – después de 50 años de incertidumbre. El antiguo integrante del coro de los niños cantores de Ratisbona supo a través de una noticia aparecida en el periódico dominical alemán Welt am Somnntag que em 1958 el antiguo director del internado Friedrich Z. había sido condenado a 2 años de prisión. Pero más tarde, la Iglesia le volvió a dar un nuevo destino: en un liceo femenino en Suiza.
Manfred van Hove pertenecía a un pequeño círcuylo de cantores menores de edad que Friedrich Z. había escogido para servirle como una especie de «harén». Los abusos se produjeron durante muchos años. «Z. tenía una cara rosada y gorda como un cerdo y apestaba siempre a puros», le describe Manfred aún hoy. Ni hoy en día el hombre de 65 años de edad soporta el olor a puros.
Ahora Hove quiere demandar al Obispado de Ratisbona y exigir el pago de una indemnización por los daños morales. «En medio del año de 1958 me recogió mi madre del coro. Pero entonces nunca supe nada de una comndena de Z. Nunca se me había interrogado como testigo», comenta. En lugar de hablar con los alumnos se limitaron a quitar del medio a los autores de los delitos.
Van Hove quiere encargar el asunto a un abogado para estudiar la posibilidad de reclamar una indemnización al Obispado o al coro de los Domspatzen. Por fin quiere tener respuestas sobre quiénes ocultaron aquelñla historia entonces, por lo que es hoy cuando e tiene coniocimiento de este escándalo.
El Obispo de Ratisbona, Gerhard Ludwig MÁ¼ller, se ve ahora bajo la presión de tener que investigar todos los posibles casos de abusos sexuales contra menores. Se le acusa incluso de la ocultación alevosa de otro caso de abusos contra menores: En 2008 fue condenado un sacerdote de Riekofen, en el Distrito Rural de Regensburgo, de nombre Peter K., al que se acusaba de delitos de abusos deshonestos contra dos chicos.
Sin embargo, el Obispado volvió a emplearle en Riekhofen, donde abusaba de un ministrante de diez años de edad El juez de la sala que condenó a Peter K. criticó duramente al obispo MÁ¼ller: Pusieron al sacerdote pedófilo en una situación de tentación. «Eso es como si se empleara a un condenado por malversación en un banco», dijo el juez entonces.
Mientras tanto Peter K. ha sido condenado a 2 años de prisión y se le ingresó en un centro psiquiátrico, quedando eliminado el ministerio sacerdotal. «Pedófilos no pueden ser sacerdotes», manifestó a este respecto el portavoz del obispado Neck.
En el caso de los niños cantores de Regensburgo el obispado intenta ser más diligente en la gestión de la crisis. Se ha nombrado a una comisaria para investigar los abusos sexuales y con la que se deben poner en contacto las víctimas. En cambio, no fue posible contactar con la psicóloga Birgit BÁ¶hmpara obtener alguna declaración al respecto.
Un antiguo alumno de los niños cantores que no ha querido facilitar su nombre, manifestó a Die Welt Online que los abusos por parte del director del internado Friedrich Z. se producían hasta los años setenta. Al igual que Manfred van Hove, el afectado ya ha escrito a la psicóloga Birgit BÁ¶hm, pero ni él ni Manfred han tenido noticias de ella.
El caso de Ratisbona ha levantado grandes preopcupaciones acerca del hermano del Papa, Georg Ratzinger. Á‰ste comenzó como director de la orquesta de la catedral en 1964. Su hermano llegó a la ciudad de Regensburgo en 1969 para asumir una cátedra. El hermano del Papa, actualmente muy enfermo, dice no haber sabido nada de estos casos de abusos, a pesar de haber ejercido como director de orquesta durante treinta años. Mientras tanto se ha sabido que no sólo repartía bofetadas entre los niños, sino que debido a su carácter impulsivo incluso tiraba con sillas.
Animados por las primeras víctimas que han dado el paso de contar públicamente lo que les ocurrió en sus respectivos centros educativos, han salido a la luz más casos. Están en el punto de mira colegios tan prestigiosos como la Odenwaldschule de Heppenheim (una escuela privada u láica) o el coro de los Niños Cantores de Viena.
Está claro que especialmente la Iglesia Católica sufre una decadencia grave y una incoherencia manifiesta entre lo que perdica y lo que practica. Queda en entredicho cómo se ha gestionado desde siempre cualquier caso de abusos sexuales en sus centros educativos, limitándose a cambiar los autores de destino en lugar de apartarlos del servicio en el seno de la Iglesia. Tampoco los métodos como los que empleaba el hermano del actual Papa en Regensburgo parecen ser los más acordes con la teoría social cristiana.
Al fin y al cabo, que existan tantos casos de pedofilia en centros católicos se debe a una idea equivocada sobre el tratamiento de la vida sexual de sus integrantes, que como todo ser humano tienen un instinto sexual natural que las enseñanzas y prácticas de la Iglesia tratan de reprimir. Esto lleva a que existen numerosos sacerdotes que en lugar de aplicar el humanismo cristiano se convierten en personas desequlibradas con comportamientos que se podrían calificar de contra natura, expresión que la Iglesia usa con verdadero fanatismo contra aquellas personas que no encajan en su idea de la familia, pero que seguramente se comportan con más naturalidad y sensatez que muchos de sus sacerdotes.
Una película de 1993 sobre el Orfanato de San Vicente (Mount Cashel) en Canadá ilustra muy bien lo que ocurre a los niños de los que abusan durante su estancia en internados católicos: The Boys of St. Vincent. La película también da una idea por qué se mantiene en secreto durante décadas lo que ahora sale a la luz. Quizás sea porque la sociedad está más sensibilizada y que realmente es hoy cuando se escucha el relato de las víctimas. Por otra parte, muchos se han alcanzado buenos puestos en sus profesiones, y por eso no quieren poner en peligro su porvenir. Pero queda a la vista que la Iglesia está tan podrida como pueden estarlo otros sectores de la sociedad. Un signo más de la decadencia de occidente.
The boys of St Vincent – 10 partes:
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Continuación de la historia, 15 años más tarde – el juicio (10 partes):
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