En las películas, siempre hay un momento en que parecen ganar los malvados, pero acaban fatal y en este mundo va a suceder lo mismo. En eso coinciden todas las profecías. Pero no podemos esperar sentados, porque esa espera puede ser muy dolorosa hasta ese momento.
- Para los más pesimistas nos hallamos en la frontera misma de la desintegración general, del colapso final de una forma de civilización basada al menos en tres pilares: la explotación, la exclusión social y la agresión al Planeta.
- A estos habría que añadir diversos aspectos que se verán a continuación y que tienen que ver igualmente con nuestra vida cotidiana.
Progreso… ¿Pesimismo o realismo lúcido?
Son muchos los que no cesan de llamar la atención sobre el desastre ecológico global, los «Chernobil» latentes,las guerras en Oriente y el hambre creciente en todo el Planeta,especialmente en los países más pobres de África, Asia y América Latina. Los más pesimistas (¿ realistas más lúcidos? ) ven crecer con alarma las desocupación y las desigualdades sociales, y el creciente aumento de una nueva generación de jóvenes sin trabajo, pobres y marginados procedentes tanto del ejército de desempleados como del empobrecimiento progresivo de las clases medias. Y esto en los países inicialmente privilegiados. Del resto, ya nos hacemos una idea.
Los observatorios internacionales dan cuenta de que la delincuencia no cesa de crecer en los dos extremos de la escala social,aunque claro está, con muy diferentes parámetros; porque no es lo mismo evadir a paraísos fiscales, p.e., que robar en una panadería, (aunque se castigue solo lo último) y no cesan de recordar que continúan haciendo estragos las drogas duras y blandas,legales o no; que van en aumento el rearme, la escalada bélica mundial, y la restricción progresiva de derechos y libertades de todo tipo con la excusa del terrorismo.
- Los «demócratas de toda la vida», y más aún si sueñan con un cambio social donde se vuelque la tortilla, se sienten frustrados ante el progresivo deterioro de las libertades reales en los países con regímenes parlamentarios, mientras faltan por otro lado elementos sociales de contrapeso capaces de impedir UNIDOS ese progresivo distanciamiento entre la clase política y las necesidades colectivas de la población, convertida la ciudadanía en el chivo expiatorio de los desmanes de banqueros sin conciencia auxiliados por los gobiernos, convertidos en vergonzosas amas de llave de las diversas familias de los ricos.
- Defensores de alternativas globales que incluyen el medio ambiente y la defensa de los animales denuncian la falta de alternativas sociales viables a escala mundial capaces de impedir el funcionamiento de sistemas de explotación global de recursos basados en la destrucción y abogan por energías limpias y economías sostenibles, pero encuentran tan poco apoyo en las masas como en los políticos, y nulo entre los dueños de los medios de producción contaminante, como era de suponer. Por eso no funcionan los acuerdos sobre el clima en las cumbres al efecto. Y por eso fracasará el último y todos los siguientes, porque no se trata de voluntad política, sino de conciencia espiritual y ecológica. A esta inoperancia añaden los gobiernos su indiferencia igualmente real ante los problemas sociales, económicos, y ecológicos que derivan en crecientes problemas de salud general y que carecen de respuestas sociales significativas. Se apunta como una de las causas del desastre la escasa cultura de la población en estos temas, y su falta de sensibilidad ,que es orientada hacia otros campos por los medios de comunicación ,como el politiqueo- que no es lo mismo que la política- los deportes, los muchos entretenimientos o la prensa rosa, lo que permite la fácil manipulación del personal, especialmente si a todos esos ingredientes se le añaden dosis diarias de miedos, desconfianza interpersonal e inseguridad en todas sus versiones que al final pretenden justificar más policía y más medidas represivas.
- Los que aspiramos a una humanidad hermanada y pacífica donde reine la justicia, la libertad y la igualdad miramos con impotencia la falta de una cultura científica y espiritual que han sido devaluadas durante milenios por la ciencia materialista y por Iglesias y religiones de doble moral que han falsificado la espiritualidad por parecidas razones a las que gobiernos que se dicen demócratas falsifican la democracia. Amplias masas carentes de espíritu crítico que se les ha cuidadosamente cercenado desde la niñez, se muestran incapaces de reaccionar a la hora de enfrentarse a todo ese complejo aparato de poderes, dogmas y tradiciones por no haber tenido la oportunidad de desarrollar una conciencia crítica y una cultura del espíritu suficientemente lúcida y vivificante capaz de unirse en un proyecto común de progreso y regeneración en todos los niveles partiendo de principios morales que este Sistema jamás practica. Eso sí: siempre alardean sus servidores de poseer todas las virtudes morales y religiosas que hagan falta y hasta organizan ejércitos disfrazados de pacificadores y defensores de la democracia que no paran hasta destruir poblaciones enteras y países si es que tienen riquezas que interesen.
- Teledirigida hacia el consumismo absurdo y la búsqueda del propio bienestar material se orienta la mayoría de la gente hacia la aceptación de imposiciones autoritarias y actitudes individualistas y roles competitivos para poder sobrevivir. Así se convierte a las masas en individuos indiferentes entre sí y sumisos al poder de gobiernos y patronos e incapaces de aportar alternativas conjuntas ante procesos que desbordan ampliamente su unilateral visión de las cosas. Así se convierten en fáciles creyentes de los llamados «Expertos» al servicio del Sistema.
Aunque millones de personas en todo el mundo se han desengañado del actual sistema capitalista y de las religiones oficiales a las que atribuyen toda clase de complicidades con el mundo de la alta política y de las altas finanzas, aún son minoría con respecto a los incautos, desinformados, indiferentes y conformistas. Los desengañados de las instituciones políticas aspiran a que los pueblos okupen los Parlamentos. Los de las religiones, aspiran a una regeneración del espíritu, pues las luchas entre facciones dentro de cada religión nunca cesan. Se preguntan cómo es posible decir que se tiene un mismo Dios que llama a la paz y al amor mientras se observa la historia pasada y la presente de todas y cada una de las religiones.
Para los que piensan de un modo semejante a lo descrito hasta aquí, este Planeta y quienes lo habitamos somos como un terrón de azúcar diluyéndose a pasos de gigante.
¿Carece de fundamento tal pesimismo?
( Continuará)