Sociopolítica

LA DESTRUIDA JUVENTUD Y EL POR QUÁ‰

El problema no es sólo de España aunque aquí se agudice mucho más que en el resto de países similares en economía; el problema es también (pienso) para todo el mundo occidental; donde la permisividad, la falta de disciplina y autoridad, las comodidades y gustos excesivos que se han practicado de cara a unos, primero niños y luego jóvenes; ha desembocado en una enorme cantidad de juventud que apenas sabe hacer otra cosa que quejarse y pedir ayudas de todo tipo, resumiendo… “es que no los enseñaron a andar”; entendiendo por andar al esfuerzo continuo que es el caminar de cada ser humano a lo largo de su vida, puesto que el que quiere llegar a una meta ha de andar el camino para obtenerla.

Aquí no (ahora hablo de España y por cuanto la conozco mucho mejor). Aquí se les enseñó desde muy pequeños hasta a quebrantar el sagrado rito y disciplina de la comida cotidiana.

Aquí y cuando no querían comer lo que en casa había guisado la madre (generalmente era la madre) y si “el nene o la nena”; decían no gustarle el guiso, la madre (principalmente) puesto que el padre hemos pintado poco en estos litigios… la madre le hacía otra comida, puesto que “bastante hemos pasado los mayores, que ellos vivan más abundantemente y mejor”; era la perniciosa cantinela que empleaban.

Más adelante entraba lo de la moda del momento; en el vestir, calzar, lucir, consumir en definitiva y sin mucho control. Luego al ir creciendo se terminó de destruir a la prole con una libertad perniciosa y cuyos resultados han ido apareciendo y cada vez más perniciosos, por la destrucción que conllevan. Más la abundancia de dinero en manos de quienes no tienen ni puñetera idea del valor real del dinero… “trabajado”.

No son todos y quiero entender que a los que me refiero y juzgo son minorías, pero de cualquier forma y por lo que veo y observo, son “minorías bastante mayoritarias”.

Criaturas que debieran haber cenado con sus padres y después a la cama (como así vivimos y muy afortunadamente generaciones anteriores)… salieron a media tarde y acompañados por otros (los menores de edad no pueden comprar alcohol (también tabaco) pero les ayudan los que sí tienen ya 18 años) van a las tiendas donde los venden y se aprovisionan abundantemente de bebidas no aptas para ciertas “criaturas irresponsables”; y lo demás ya lo sabemos el que quiera no ignorarlo.

A la mañana siguiente ves a muchos de estos, que van por las calles borrachos perdidos, vomitando muchos de ellos; con caras macilentas y en definitiva y como dice la frase española… “hechos polvo”. Algunos los han recogido las ambulancias a media noche y otros es que incluso terminan en ese coma etílico del que igualmente se dan casos en abundancia no despreciable.

¿Son felices estas criaturas? Yo creo que no (tampoco lo éramos los de mi generación) puesto que lo que viven (pienso que mejor de lo que huyen) es de su inseguridad, puesto que llegan a adultos “sin oficio ni beneficio”… no han aprendido nada, o nada positivo de lo que la vida les exige. No me hablen de universidades o escuelas, puesto que pienso que a los que primero habría que enseñar de nuevo es a los que se dicen “y titulan” enseñantes… ¿Pues qué les han enseñado?

Antes había muchas más inseguridades (hablo de mi época y otras posteriores) por cuanto los medios materiales eran mucho más mermados; pero se nos inculcaba desde niños a ser “hombres de provecho”, a aprender un oficio digno y que nos sirviera para vivir y formar familia. Proliferaban los chicos y chicas aprendices de los mil oficios que son útiles a la sociedad; y la universidad, era para aquellos que de verdad estaban llamados a carreras superiores.

Y que nadie me diga que no había medios; había medios y becas para ayudar a los menos pudientes. Bien es cierto que esos menos pudientes, también habían de apretarse el cinturón para ayudar al hijo para que cursara una carrera superior… ¿cuántos de familias poco pudientes lograron carreras superiores y brillantes? Muchos, muchísimos, que aún vivos pueden confirmarlo.

Hoy con infinidad de “carreras” (que no oficios) muchos de esos títulos (antes valiosos) hoy no sirven ni para envolver sardinas frescas y perfumadas; y con el título bajo el brazo, se han de poner a trabajar como peones. Mientras, los oficios se han ido perdiendo y mucho de lo que hoy queda de ellos, han terminado por ser pobres chapuceros que viven bien a pesar de todo, pero que no tienen la capacidad de aquellos otros oficiales o maestros que de verdad lo eran en cualquier oficio, aprendido a pie de oficio y aguantando la disciplina de quienes enseñaban de verdad.

Esa es la realidad que lleva a que en España, un 43 por ciento de jóvenes entre 16 y 24 años, estén en el paro, según cifras oficiales publicadas en el pasado Octubre. Y lo están por cuanto aparte de la crisis, seguro es por que no saben “nada de nada”; han vivido vegetando y han sido condenados a “ser peones de lo que salga y cuando salga”; por ello sus cifras de paro son tan terribles.

Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
www.jaen.ciudad.org (allí más temas)

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.

1 comentario

  • En realidad existe un desajuste en el mismo sistema educativo, nivelador por abajo, por la mediocridad, un gobierno de burócratas y una cultura democrática muy debil o latente que trata de caminar.