La Justicia, al golpe, establece la verdad. Frente a ella sólo cabe la endeble opinión, falta de información; mas también la platónica inquisición.
Siempre produce ansiedad la cínica pregunta del Gobernador: “¿Qué es la verdad?”
En la normalidad, sólo tras la información, puede formularse un juicio cabal. Pero desde hace años estamos mordisqueando el queso de los “Correa”, el caso GÁ¼rtell, y apenas ya tenemos memoria de aquel don Francisco Camps, el más trajeado y dicharachero peregrino valenciano, de quien, ahora tapado, no sabemos de sus hazañas.
Lo mejor es poner tierra por medio, parece ser que se dijo, como lo hizo Matas y tantos otros «naseiros», cuya figura no recordamos.
La distancia es el olvido. El camino de la distancia, o dígase “distanciarse”, es la senda que don Mariano Rajoy, Presidente hasta ahora de España, ha considerado como la del sabio. Porque ¿Cuánta distancia hay entre una imagen televisiva y el zoom de la cámara, que pretende captarle? Para mí que es tanta como de la verdad a la apariencia. Rajoy parece serio y quién sabe si eso es solamente un camuflaje.