“La táctica consiste en saber qué hacer cuando hay algo que hacer. La estrategia, en saber qué hacer cuando no hay nada que hacer” … (Savielly Tartakower)
Posiblemente la votación del BREXIT quede como el referéndum de Escocia, y Europa no tendrá que hacer nada… tras preocuparse seriamente y planear todo tipo de estrategias.
Las Bolsas europeas ya han comenzado a descontar esa teórica incertidumbre…
Porque si gana el BREXIT ciertamente tanto la Libra como el Euro caerán… encareciendo las importaciones, fundamentalmente encareciendo la factura del petróleo. Para España, que gracias a una financiación estatal y un barril de crudo baratos está pregonando su recuperación económica, la situación se complicaría.
Sin duda aumentaría la competitividad exportadora de nuestras empresas, aunque aquellas que trabajan con Gran Bretaña estarán preocupadas por los nuevos acuerdos bilaterales que se negocien…
Pero podemos estar tranquilos. Lo que vota el Reino Unido es la posibilidad de que un alumno aventajado (miembro de pleno derecho) se vaya del colegio UE, porque GB nunca ha estado en el Euro (los ingleses fueron muy astutos…), y lo verdaderamente grave es que empieza a dudarse sobre la credibilidad y el futuro del proyecto europeo.
Y este escenario podría ser muy favorable, porque Bruselas ha comenzado a ver las “orejas al lobo”, y vea necesario aflojar un poco las exigencias comunitarias a muchos de los países periféricos.
Nuestros políticos son incapaces de plantearse un SPAINEXIT, aunque deberían aprovecharse de la situación para mejorar nuestras condiciones frente a la UE.
Como curiosidad, tanto si hubiese un BREXIT o un SPAINEXIT…se podría aplicar de nuevo el Tratado de Utrecht de 1713, que permite el cierre de la comunicación terrestre entre el territorio cedido de Gibraltar y el territorio español.
No se preocupen, porque hay muchos intereses Macroeconómicos (Deuda Pública, Prima de Riesgo…) y Microeconómicos (el interés de muchos británicos por viajar y moverse libremente por Europa a buen precio…) en juego.
Como decía Groucho Marx: ¿A quién va usted a creer, a mí o a sus propios ojos?