Investigadores estadounidenses han estudiado el porqué de la forma de la cabeza de los tiburones martillo (Sphyrna mokarran), uno de los escualos más peculiares del océano. El estudio, que se publica ahora en Journal of Experimental Biology, confirma que su cabeza le confiere una visión estereoscópica hacia delante y hacia atrás y una excelente percepción de las profundidades.
“Todo el mundo quiere entender por qué la cabeza del tiburón martillo tiene esa forma extraña”, afirma Michelle McComb, autora principal e investigadora en la Universidad Atlántica de Florida (EEUU). Un posible motivo es la visión del tiburón.
Para McComb, la forma de su cabeza confiere a los tiburones una excelente visión estereoscópica y una percepción de la profundidad. Sin embargo, hasta ahora dos escuelas de pensamiento han debatido respecto a esta teoría.
En 1942, G. Walls especuló que no era posible que los tiburones tuviesen visión binocular porque sus ojos sobresalían de los lados de la cabeza. No obstante, en 1984, Leonard Campagno propuso que los tiburones tenían una excelente percepción de la profundidad gracias a que sus ojos estaban enormemente separados. “De hecho, una de las cosas que se dicen es que los tiburones martillo ven mejor que otros tiburones, pero nadie lo ha puesto nunca a prueba”, señala McComb.
El estudio, que se publica hoy en Journal of Experimental Biology, ha permitido demostrar la amplitud del campo de visión del pez martillo y la visión binocular. Según los biólogos, los tiburones no sólo tienen una visión estereoscópica hacia delante y una percepción de la profundidad “sobresalientes”, sino también una considerable visión estereoscópica hacia atrás.
Las cualidades visuales del tiburón martillo
Como los tiburones martillo tienen multitud de formas y tamaños, McComb y su equipo trabajaron con especies cuyas cabezas fuesen desde las más estrechas hasta las más anchas. Los científicos pescaron cornudas comunes jóvenes en la costa de Hawai (EEUU) y cabezas de pala en las aguas de alrededor de Florida (EEUU), y los transportaron a los laboratorios locales para poner a prueba la visión de los tiburones.
El equipó comprobó el campo de visión de cada uno de lo ojos del tiburón con un barrido con una débil luz en arcos horizontales y verticales alrededor de cada ojo, y al registrar la actividad eléctrica del ojo. Los investigadores compararon a los peces martillo con especies de morro puntiagudo, y encontraron que las cornudas comunes tenían el campo visual monocular más grande, con unos 182 grados, y que las cabezas de pala tenían un campo visual de 176 grados, lo que supera al de los tiburones de morro negro y limón (ambos de morro puntiagudo), que tienen 172 y 159 grados, respectivamente.
Según los científicos, la cornuda común presentaba una gran superposición binocular de 32 grados delante de la cabeza (el triple de la superposición de las especies de morro puntiagudo), mientras que la cabeza de pala tenía una respetable superposición de 13 grados. La superposición binocular del tiburón con la cabeza de martillo más ancha, la cornuda planeadora, tenía 48 grados. “La cabeza ancha del tiburón martillo mejora su visión binocular y su percepción de la profundidad”, aseguran los investigadores.
A esto se añade el descubrimiento de que los tiburones martillo de cabeza de pala y las cornudas comunes tienen una excelente visión estereoscópica hacia atrás: tienen una visión del mundo de 360 grados completos. “Cuando inicialmente empezamos con el proyecto, no pensábamos que los peces martillo tendrían visión binocular en absoluto. Creíamos que era imposible; estábamos ahí para acabar con el mito”, relata McComb.
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Referencia bibliográfica:
McComb, D. M., Tricas, T. C. and Kajiura, S. M. “Enhanced visual fields in hammerhead sharks” Journal of Experimental Biology 212, 4010-4018, 27 de noviembre de 2009.