El descontento popular, reflejado en las urnas de las últimas elecciones autonómicas y municipales, con el gobierno, era una olla a presión que en cualquier momento podría haber estallado. “Afortunadamente”, apareció este movimiento muy bien organizado llamado de los indignados o del 15M.
Desde su milagrosa aparición todos los días los medios nos tienen enganchados a lo que hacen. Con eso han conseguido de que no se hable tanto de la crisis y sus efectos en la sociedad, y del rechazo de los ciudadanos con el gobierno. La mediática acampada en la Plaza del Sol de Madrid y otras ciudades, fue todo un acontecimiento que tuvo repercusión internacional: la denominada Spanish Revolution. Pero la verdad es que las revoluciones históricamente nunca fueron pacíficas. Entonces, la palabra revolución es incorrecta para este caso y ejerce, más bien, la función de un eslogan. Los movimientos pacíficos como el de Ghandi y el de Jesús tuvieron siempre un objetivo. El primero, contra el imperio británico y el segundo, quería remover las consciencias de la gente hacia el evangelio o nuevo camino hacia Dios.