Lo que ha venido sucediendo hace ya un lustro o más, no me sorprende hoy nada; la triste realidad y los vaticinios que ya hacen los que se dicen responsables confirman lo que yo y hace muchos años vaticiné con la siguiente frase… “nos están llevando muy deprisa hacia ninguna parte” y por cuanto va sucediendo aún no hemos terminado ese incierto y preocupante viaje; los irresponsables que nos han gobernado y gobiernan me temo que no tienen ni puñetera idea de qué es lo que hay que hacer. Y si la tienen, les da tanto miedo el tomar medidas que ya estamos viendo que no las toman.
Todo es un ya tétrico “marear la perdiz” o peor aún, “el vengan días y vengan ollas”; que no es otra cosa que el cobrar cada mes los buenos sueldos y prebendas que ellos se han asignado como dueños absolutos del dinero público y mientras la recaudación (cada vez menor) de impuestos aguante, pues a seguir que esto se acaba y el que venga detrás que arree.
El asunto debe ser tan grave ya, que ni la oposición mayoritaria y que por lógica deberá entrar a gobernar; su jefe se limita a tirar grandes cañonazos al aire, para armar mucho ruido y no conseguir nada; cuando y debido a la situación actual tanto él como el resto de la oposición, debieran estar convocando manifestaciones y pidiendo ayuda al pueblo para que cuanto antes se convoquen elecciones y al propio tiempo, declarar y que quede escrito, las reformas que piensan tomar si llegan a gobernar y que ello nos convenza para ayudarles a que llegasen a ese gobierno y cuanto antes, puesto que el barco se va a pique y cuando un barco se hunde… “es que hasta las ratas se las comen los peces o tiburones”.
No es que yo pretenda decir que la crisis es sólo en España, no, aquí es que es la peor de las crisis por la inutilidad de los malos políticos que hemos soportado; pero aún en menor medida, esa crisis es mundial y lo que se publica lo confirma; ya que se montó un sistema sin cimientos y ya se sabe, si no hay cimientos… “cualquier movimiento derriba lo edificado” y aquí más que movimientos ha habido y sigue habiendo, verdaderos terremotos económicos y que nadie sabe como controlar o reconducir.
“La conclusión de expertos de toda Europa es clara: vivimos peor que nuestros padres y nuestros hijos vivirán peor que nosotros. El descenso social está amenazando a unas clases medias airadas y desorientadas que no saben cómo afrontar su futuro. Como subraya José Félix Tezanos, catedrático de sociología de la UNED y director de la Fundación Sistema, nos hallamos ante un cambio de consecuencias imprevisibles. El declive de las clases medias tiene que ver con la crisis” (COTIZALIA 13-12-2009).
¿Qué ha ocurrido? Las listas de los más ricos; las multinacionales, los derroches políticos; todo ello sumado ha dado lugar a dos extremos. Han aumentado enormemente los grandes capitales acumulados en pocas manos y por ende han aumentado enormemente las masas de pobres o empobrecidos en grados ya alarmantes; al propio tiempo que se han cargado una gran parte de las denominadas clases medias o burgueses, cuya importancia es vital para la prosperidad de cualquier nación; ya que la clase media o burgueses (tan despreciada y criticada por los idiotas que no saben de que va ello, o también de los perversos que han de buscar chivos expiatorios)… esta clase ha sido y sigue siendo el puente necesario para que cualquier zona del mundo prospere, puesto que son y serán los verdaderos creadores de riqueza sólida y cuyo beneficio llega precisamente para redimir a masas enormes de quienes sólo tienen sus brazos para trabajar. Increíblemente lo que tanto tiempo y trabajo costó formar, estos devastadores se lo han cargado en gran medida y si no se pone remedio acabarán con ello.
La degeneración es tal, que hoy todo el mundo o la mayoría, sólo busca el puesto estatal o en la política, y poco más, creen que la seguridad está en ello y no, la seguridad y la prosperidad descansa en las clases medias que son las únicas que emprenden, reemprenden y crean la verdadera y sólida riqueza, tanto material como inmaterial.
Y lo terrible es ver que los que tienen la obligación de reconducir lo que queda, se muestran impotentes o es que son irresponsables vendidos a intereses inconfesables y por ello no se mueven en la dirección correcta, sino en la que les indican los que en la sombra mueven todo.