En ocasiones escuchamos términos que se ponen de moda por arte de la maquinaria mediática nacional, sin que realmente conozcamos lo se esconde detrás de la retórica lingÁ¼ística, y algo así nos sucede con el concepto de guerra del pasivo, bonita ocurrencia pero que no aclara a la ciudadanía de lo que se está hablando.
La guerra del pasivo no es otra cosa más que la lucha desaforada de las entidades financieras, principalmente bancos, aunque también las cajas, por captar el dinero de los ciudadanos mediante depósitos bancarios que ofrecen tipos de interés elevados de manera artificial para resultar atractivos. La razón de este empeño no es otra que la necesidad de las entidades de obtener liquidez, una liquidez que se les niega en los mercados internacionales.
Para que todos nos hagamos una idea de este exceso de rentabilidad, mientras que el Euríbor se encuentra sobre el 2%, el tipo de interés de algunos depósitos supera ya el 4%. Es decir, lo que a los bancos les cuesta obtener de otros bancos a un 2%, están dispuestos a pagárselo a los ciudadanos al doble.
En una primera visión, se podría pensar que el ciudadano sale entonces ganando con la guerra del pasivo, ya que se beneficia de unos tipos de interés por encima de lo que el mercado dictaría como adecuado. Sin embargo, se trata de un arma de doble filo, ya que lo que puede ser una ganancia inmediata, en el muy corto plazo, se convertirá, inexorablemente, en un riesgo de quiebra como consecuencia de la reducción de márgenes.
Cómo sería el Gobierno, y, por tanto, todos los contribuyentes, los que tendríamos que cubrir los depósitos en caso de dificultades de la entidad financiera que los ha planteado, el Ejecutivo ha decidido poner coto a esta guerra que sólo nos podía llevar hacia el desastre más absoluto.
Por ello, aprobará en breve una norma que obligue a estas entidades a cubrir una mayor parte de cada depósito bancario en el Fondo de Garantía de Depósitos (para que nos hagamos una idea). Todavía no han trascendido los porcentajes de manera oficial, pero el objetivo del Gobierno es que esta guerra termine de una vez por todas.