Miguel Blesa, que fue presidente de Caja Madrid, ha muerto. Según la versión oficial, se autolesionó, siendo posible que se suicidara, aunque hay muchos que no están conformes con esa interpretación de los hechos.
Varios y diversos han sido los procesos penales en los que Miguel Blesa estaba como parte acusada. Según el artículo 130 del Código Penal, la responsabilidad criminal se extingue por la muerte del reo, de manera que las sentencias condenatorias ya no surtirán efecto y las acusaciones dirigidas contra el banquero dejarán de surtir efectos procesales. Algo parecido ocurrió con la instrucción del proceso penal que se dirigió contra Rita Barberá, que finalizó por el fallecimiento de la senadora.
Es fácil preguntarse en qué podría estar pensando Miguel Blesa cuando decidió, según lo indicado por las autoridades, coger una escopeta y quitarse su propia vida. Estaba padeciendo los efectos de las tempestades judiciales causadas por sus acreditados maños actos como gestor, con el escarnio público correspondiente y teniendo todos sus bienes embargados, de manera que prefirió escapar de una vida en la que perdió todo lo que llegó a tener por una notable falta de ética y de vergÁ¼enza. En cualquier caso y con independencia de lo que haya sucedido verdaderamente, ahora las consecuencias de los actos de Miguel Blesa las sufrirán sus sucesores.
Aunque la responsabilidad penal se extinga por el fallecimiento, no desaparece la civil, como indica el artículo 116 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal. El artículo 115 de la misma norma establece que “La acción penal se extingue por la muerte del culpable; pero en este caso subsiste la civil contra sus herederos y causahabientes, que sólo podrá ejercitarse ante la jurisdicción y por la vía de lo civil”.
Los sucesores de Miguel Blesa van a ser llamados para recibir una herencia maldita, con numerosas y cuantiosas indemnizaciones que abonar, salvo que renuncien a la herencia o la acepten a beneficio de inventario. En todo caso, siempre quedará la mala fama para los hijos, que a lo mejor ellos no se merecen pero que la sociedad les podrá atribuir por los deseos de resarcirse moralmente tras padecer los males generados por el padre.