El omóplato de Selam, la niña Australopithecus afarensis cuyos restos se encontraron en EtiopÃa hace 12 años, ha servido para concluir que su especie subÃa y bajaba de los árboles. Los afarensis son primates extintos que se consideran ancestros bÃpedos del hombre. Saber que también se suspendÃan de las ramas hace pensar a los cientÃficos que su actividad arbórea los alejó de los humanos.
Los cientÃficos saben que Lucy, la primera Australopithecus afarensis descubierta, era bÃpeda y caminaba erguida. Ahora han llegado a la conclusión de que esta primate de 3,2 millones de años y el resto de miembros de su especie también trepaban a los árboles.
Una investigación que publica esta semana la revista Science revela que estos antecesores del género Homo tenÃan la articulación del hombro orientada hacia arriba, lo que refuerza la hipótesis sobre su comportamiento arbóreo y demuestra sus semejanzas con los simios africanos modernos.
La morfologÃa del omóplato está relacionada con los hábitos locomotores. AsÃ, para comprender mejor el crecimiento y el desarrollo del Australopithecus afarensis –un homÃnido extinto hace aproximadamente tres millones de años– los investigadores estadounidenses han estudiado sus huesos del hombro.
En concreto han analizado el caso de Selam, un ejemplar juvenil de A.afarensis de unos tres años de edad encontrado en el yacimiento de Dikika (EtiopÃa) en 2000. Selam es conocida como ‘la hija de Lucy’ por la proximidad geográfica de ambos fósiles, a pesar de que los restos de la niña de Dikika, con 3,3 millones de años, son más antiguos.
En primer lugar analizaron el desarrollo y la evolución de la forma del omóplato de los homÃnidos existentes, lo que les permitió conocer las diferencias morfológicas entre los ejemplares jóvenes y los adultos.
A continuación, los cientÃficos compararon los restos fósiles de los extintos australopitecos con los de otros homÃnidos como el Homo sapiens, el Homo ergaster y los géneros Pan, Gorilla y Pongo.
“Analizamos el omóplato de ejemplares adultos y juveniles de estas especiesâ€, explican. “Esta aproximación nos ayudó a comprender mejor la influencia del sistema locomotor en la anatomÃa del hombro de los australopitecosâ€, recoge el estudio. Los resultados mostraron que existen dos formas distintas del omóplato tanto en los homÃnidos existentes como en los extinguidos.
Omóplatos orientados hacia el cráneo
Los primates africanos se diferencian de los humanos por una concavidad situada en la cabeza del omóplato que está orientada hacia el cráneo. Esta caracterÃstica responde a su necesidad de distribuir el peso sobre la cápsula de la articulación del hombro mientras trepan y cogen los objetos, especialmente cuando su miembro superior sostiene alguna carga.
“Nuestro análisis demuestra que los australopitecos también tenÃan la articulación del hombro orientada hacia arribaâ€, explican los autores. Esto les permitió evitar el desplazamiento del húmero cuando se colgaban de los árboles. “Se trata de un rasgo caracterÃstico de los animales suspensorios, que se balancean de un sitio a otroâ€, asegura la investigación.
En cambio, la orientación de las articulaciones de los Homo sapiens era lateral y, además, necesitaron más tiempo de evolución para conseguir ese enfoque craneal.
Además, el estudio demuestra que los homÃnidos arbóreos, como Selam, tenÃan una fosa infraespinosa –el área cóncava de la zona posterior del omóplato– más estrecha que la de los humanos, lo que les permitÃa estabilizar la articulación del hombro durante la suspensión.
“Muy probablemente estos homÃnidos, pese a ser bÃpedos, participaron en estrategias de comportamiento en las que trepar a los árboles se unÃa a su condición bÃpedaâ€, concluyen los expertos .
Referencia bibliográfica:
David J. Green, Zeresenay Alemseged. “Australopithecus afarensis Scapular Ontogeny, Function, and the Role of Climbing in Human Evolutionâ€. Science. Vol. 338. 25 de octubre de 2012.
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