Existe una realidad concreta que indica el escaso número de capitales del mundo donde el presidente sirio Bashar al-Assad pueda dispone de generoso apoyo como en Moscú. Los diplomáticos que han visitado Rusia las últimas semanas con la esperanza de obtener ayuda de Moscú a efectos de consensuar un borrador de resolución para que el régimen baasista deje de lado la violencia se encontraron con la negativa rotunda por parte de los rusos. En Moscú, no cuenta que Naciones Unidas estime en más de 7 mil las personas que han muerto en Siria desde que el levantamiento se inició contra Al-Assad en marzo de 2011. El ejecutivo ruso sostiene que es políticamente impropio pedir la dimisión de Assad como lo han hecho los Estados Unidos, Turquía y Jordania, así como los miembros de la Unión Europea y la Liga Árabe. De esta manera, Rusia sigue siendo un firme defensor de Bachar Al-Assad a quien proporciona oxigeno político al mismo tiempo que armas y municiones.
Moscú se atrincheró como baluarte político del régimen de Assad desde los primeros días del levantamiento junto a China y se oponen a cualquier resolución que solicite la renuncia de Assad. El viceministro de Relaciones Exteriores, Gennadi Gatilov, dijo a la agencia de noticias Interfax días pasados que una resolución de este tipo esta “condenada al fracaso” a menos que la demanda de destitución de Assad se quite del papel y se peticione a las fuerzas de la oposición renunciar a la violencia. El viceministro rechazó también las críticas de Occidente sobre los envíos de armas de Moscú al gobierno de siro, incluyendo un recién firmado contrato de USD 570 millones para aviones de combate.
Lo cierto es que el apoyo político de Rusia ha demostrado ser esencial para la supervivencia del gobierno de Bachar Al-Assad, Moscú, continua ofreciendo garantías de que el gobierno de Assad aún tiene aliados poderosos. El respaldo ruso “es fundamental para la continuidad del presidente sirio y es la clave para la cohesión de las filas del régimen. Los sirios perciben que la comunidad internacional está dividida y saben que los rusos están proporcionando cobertura a su régimen, con ello le alcanza a Assad para seguir adelante con sus acciones represivas al tiempo que demuestran a Damasco que no todas las puertas están cerradas.
Rusia ha apostado a esta posición por una variedad de razones que poco tienen que ver con la especificidad de la crisis política siria, entre ellas, se destacan las exportaciones de armas, la política interna y el resentimiento de Moscú por la campaña de Libia. Esto refleja que un cambio no positivo ha tenido lugar en las posiciones del primer ministro Vladimir Putin que se desenvuelve en un escenario de profunda desconfianza sobre las intenciones de Occidente en Rusia y en Oriente Medio en el que Putin ha acusado a los Estados Unidos de apoyar los levantamientos regionales. Muchos en el gobierno ruso sostienen que el presidente Dimitri Medvedev fue engañado por los aliados occidentales que utilizaron su apoyo para la resolución en Libia y así justificar los ataques aéreos que terminaron derrocando al coronel Muammar Khaddafi. Los rusos han dicho que fueron “ingenuos y estúpidos” colaborando en el caso Libio horas después que Khaddafi fuera asesinado. Los chinos declararon lo mismo el día posterior a la muerte del líder libio y aseguraron que ese error fue el último de parte de ambos.
Pero la consideración práctica tal vez más relevante, es que Siria es un importante cliente de armas rusas y chinas, y ninguno de los dos gobiernos está dispuesto a perder entre 10 mil y 15 mil millones de dólares en pedidos efectuados por Damasco desde que comenzó la agitación política.
Rusia se ha beneficiado del aislamiento de Siria por parte de Occidente en los últimos años y goza de relaciones preferenciales con los regímenes anti-occidentales productores del petróleo como Irán. Sin embargo, Moscú ejerce poca influencia sobre Assad y esto creó problemas a Moscú desde 2006, cuando Israel revelo que combatientes de Hezbollah estaban utilizando armas de fabricación rusa que habían sido vendidas a Siria y que Damasco dejo llegar a manos de la organización terrorista liderada por Hassan Nasrallah en violación del acuerdo de Siria con Rusia, lo cual significo una bofetada para Moscú. Pero más recientemente, a principios de diciembre, Assad ordeno abandonar Siria y regresar a Rusia a un ex ministro ruso que le solicito detener el derramamiento de sangre. De allí que en diciembre en Moscú se hablaba de lo difícil que resulta defender a una persona que no quiere cooperar y no está dispuesto a seguir los consejos de sus diplomáticos.
Los rusos saben que los diplomáticos estadounidenses y europeos están convencidos que el gobierno de Assad caerá y que apoyan a la oposición, de igual manera conocen del apoyo militar de los iraníes a las fuerzas de seguridad sirias en la represión de sus ciudadanos, de allí que las autoridades rusas se muestren pragmáticas y argumentan que el cambio dará lugar a una guerra civil seguida por violencia creciente y actividades terroristas, ello le sirve a Moscú para no apartarse del apoyo al régimen de Damasco, pero la pasada semana envió a Washington una clara señal indicando que no intervendría militarmente en defensa del gobierno de Assad aunque vetaría cualquier resolución en su contra. Algunos diplomáticos rusos advierten que si Assad cae, ello dará lugar a una guerra más amplia que enfrentaría a varios países árabes contra Irán, entonces, Rusia debería lidiar con cientos de miles y tal vez millones de refugiados procedentes de territorio iraní hacia Azerbaiyán o al corazón mismo del territorio ruso. Si eso llegara a ocurrir, así como la violencia étnica contra las minorías cristianas y la propagación del terrorismo, Rusia no apoyaría a Bachar Al-Assad, pero la estabilidad regional ya estaría rota y será demasiado tarde.
Después de Libia, Egipto, Túnez, Irak, y Afganistán, ¿por qué Rusia, una vez más ve lo que sucede en Siria desde la idea de que todo va a estar bien? Los rusos no son ni ingenuos ni estúpidos como ellos se autocalificaron en relación a Libia, ellos saben muy bien que están defendiendo sus negocios de armas a costa de la sangre inocente que derrama a diario su cliente sirio. Puede que los funcionarios rusos estén en lo cierto cuando indican que sus posiciones no son una elección entre el bien y el mal. Pero ellos deberán sincerar su posición más temprano que tarde, y mucho antes que esta tenga que ser una elección entre lo malo y lo terrible y apocalíptico en que amenaza convertirse la región en el corto plazo.