Enfoques cooperativos; Hoy: La hora social de la mujer campesina paraguaya
La ciencia es una herramienta que se ha dado la especie
humana para hacer la vida más placentera y útil en su desenvolvimiento en la Tierra, más allá de la tétrica utilización circunstancial de ésta.
De tal manera, direccionada esa herramienta sobre la sociedad paraguaya y ayudada por la disciplina histórica, podemos estudiar y concluir con escasísimos margen de error que el sujeto de cambio social-económico que clama Paraguay es la mujer. Puntillosamente definida sellemos que es la mujer campesina, en su doble condición, de mujer y trabajadora.
Otorgar un camino correcto a ese caudal de fuerzas formidables requiere de una maestría política sin igual, toda vez que bien podríamos graficar que las mujeres paraguayas son el «gigante dormido».
Sobre tal cuestión y sucintamente nos refiere David Velázquez Seiferheld, integrante de Kuñá Pyrenda:
“Primero, el sustrato de la igualdad entre todas las personas (igualdad entendida en los mismos términos de la Declaración Universal de DD.HH);”
“Segundo, la capacidad transformadora demostrada por la mujer paraguaya como consecuencia de la historia nacional. Capacidad transformadora invisible en el ámbito público/político; más que visible en el ámbito social y productivo”.
“No hay, si se quiere hablar así, pretensiones de «superioridad moral» de la mujer sobre el varón; sino evidencia de cómo la sobrevivencia socioeconómica del país descansó esencialmente sobre brazos y espaldas de niños y mujeres, después de la hecatombe de 1870” (Guerra de la Triple Alianza).
“Tercero, hay una recuperación del legado del pensamiento feminista paraguayo (Dávalos, Corvalán, Ferreira, etc.)”
“Y, finalmente,(por lo menos por ahora) una recepción del legado del movimiento organizado de mujeres de los últimos 25 o 30 años, en términos de unidad transpartidaria y transectorial para reivindicaciones comunes, como la reforma del código civil en 1987, y otras posteriores, más institucionales”.
En estas concepciones apretujadas que nos interpelan implacablemente a los “machistas”, ponemos nuestra mirada sobre la base productiva que mejor cuadra sobre el colectivo de mujeres campesinas como sujetos de cambio para acometer esa tarea histórica reivindicativa: la cooperación.
Estamos hablando-sin más-de una Reforma Agraria con Base Cooperativa en el Paraguay.
Inducido por el entusiasmo repetimos cuanto ya hemos dicho en otro artículo:
La Patria soñada será construida por hombres y mujeres imbuidos de conocimientos, valores y sentimientos que tengan que ver con ese pasado glorioso del Paraguay cuyo proceso agroindustrial fuera interrumpido por intereses mezquinos externos.
En eso pensamos y nos afirmamos cuando decimos que la Reforma Agraria con Base Cooperativa en el Paraguay es una cuestión de humanidad.
A la par del proceso de democratización-brutalmente interrumpido por los golpistas parlamentarios- la participación de las campesinas en la Reforma Agraria con Base Cooperativa es un punto neurálgico para garantizar ese cambio benéfico que la inmensa mayoría espera y necesita.
¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!