Economía

La Huelga General

Bien, terminó la Huelga General y no se terminó el mundo. Los piquetes «informativos» hicieron su labor coercitiva, los sindicatos se colgaron las medallas y el Gobierno hizo el paripé para justificar a sus amigos.

Mientras tanto, los comercios siguieron abiertos, la mayoría de los trabajadores (los que pudieron) acudieron a su puesto de trabajo, los niños fueron al colegio y el país no se paralizó, vivió una jornada de normalidad, salvo contadas excepciones que mejor no mencionar.

En definitiva, la Huelga General ha sido un auténtico fracaso porque los sindicatos no tenían la justificación moral para hacerla y así lo percibían los trabajadores. Unos pensaban que se tenía que haber hecho antes, otros que se tenía que haber esperado y otros, los más, que nunca se tenía que haber hecho.

Porque una Huelga General debe de servir para hacer cambiar de rumbo ideológico a un Gobierno, no para evitar lo inevitable. El mercado regulatorio laboral español está obsoleto, sus rigideces fijan una tasa de desempleo estructural demasiado elevada y unos costes laborales para las empresas excesivos.

Por esa razón no se crea empleo, se recurre a la temporalidad y la eficiencia no es un valor tenido en cuenta dentro de la empresa.

Los sindicatos se han convertido en organizaciones acomodaticias incapaces de entender el devenir de los tiempos. Por ello, prefieren defender derechos adquiridos de los trabajadores en lugar de intentar crear el ambiente adecuado para que los que no trabajan puedan hacerlo.

Los sindicatos no se han preocupado de los desempleados, los grandes olvidados de esta crisis, ni de los autónomos que tuvieron que cerrar su pequeño negocio, ni de los pequeños empresarios que todavía sobreviven entre las deudas, no, eso no es mediático. Los sindicatos prefieren ir contra las grandes corporaciones para aparecer en los medios de comunicación.

La unidad de acción sindical debería girar en su política y acudir en defensa de los verdaderamente indefensos, debería liderar un movimiento sindical en pos de la democratización de sus organizaciones y modernizar una defensa laboral que tenemos heredada de tiempos ahora muy lejanos.

Hasta que eso no suceda seguiremos teniendo los mismos problemas, con crisis o sin ella, y los progresistas serviles seguirán apoyando el status quo para no quedarse fuera de la foto.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.