A tu izquierda, a tu otra izquierda, no esa, la de verdad, la que no se basa en pensamientos obsoletos, la que se dirige a la esencia, a la esencia última de la izquierda, el ser humano en sociedad, la justicia social, la equidad, todas las necesidades cubiertas, igualdad de oportunidades para todos, esa es la izquierda, no la otra, no te engañes, no dejes que te engañen.
Busca esa izquierda de la que te quieren apartar, porque es la verdadera, huye de demagogias baratas de corto plazo, o de populismos peregrinos, papel mojado, nada más, nada más que echarse a la boca, busca la verdad en lo que hagas, la honestidad en tus palabras, la moralidad en tus hechos, y entonces estarás ahí, en la izquierda.
La izquierda, no esa, la otra, sí, sí, la que te dicen que no es, esa es la verdadera, la que no entiende de una siglas concretas, porque constriñen y limitan, la izquierda es libertad, prohibido prohibir, tanto no, pero cerca, cerca de la libertad absoluta, derechos en el límite de los deberes, deberes que se entrecruzan con derechos.
Felicidad de izquierda, diferente a la de derecha, la primera incluye, la segunda excluye, todos, o uno, uno o todos, tú eliges, déjate de historias que quieres oír, reflexiona, escucha y piensa, no es fácil, más sencillo todo masticado, la premisa, el argumento y la conclusión, que lo haga otro, pero si lo hace otro pierdes el control, al menos de tu vida, al menos de tu devenir vital.
Yo me quedo con esta izquierda, con la mía, no sé tú, con la que nadie me impone, con la que no me dirige, la izquierda que yo me fabrico en función de mis convicciones, las cuáles me llevan y me traen, me conducen por la vida con dignidad y respeto, a todo y a todos, empezando por mí mismo.
