“¿Qué es el optimismo? Preguntó Cacambo. ¡Ay!, dijo Cándido, es la manía de pretender que todo está bien cuando todo está mal”. (“Cándido” de Voltaire). Si el trabajo es el origen de la riqueza, como dijo el mismo Adam Smith en su libro “Investigaciones sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones”, considerado como la Biblia del capitalismo, afirmación que años después permitiría a los anarquistas y marxistas considerar, en coherencia con la declaración de Smith, que la propiedad privada de los medios de producción es un robo, no puede entenderse que el fruto del trabajo no se aplique al bien común y a la distribución de la riqueza y sin embargo quede acumulado en las manos y cámaras acorazadas de los capitalistas y banqueros que no producen la riqueza de que se apropian expropiando a quienes envían al paro, al desahucio y a la miseria.
En la novela de Galdós “Torquemada en la hoguera”, Torquemada deja de ser un vulgar usurero para convertirse en un hombre de negocios moderno, integrándose por esa vía en la esfera del Poder. Pues esa es la imagen de la banca, el capital y sus dirigentes. Una panda de usureros con modales elegantes dueños del Poder. Y Rajoy su fiel sirviente.
Es incomprensible que el aumento de la riqueza, nunca en la historia de la humanidad se produjo tanta riqueza como en la última década, haya producido tanta miseria en España y en todo el mundo, si no fuera porque el capital se ha apropiado de lo que no ha creado. En medio de la abundancia la miseria en la que hemos caído es intolerable. Algunos paisajes sociales actuales nos invitan a reconocer en ellos los comienzos de la revolución industrial. De eso hace más de 200 años, si arrancamos de Inglaterra. Sólo nos falta un Dickens, si tuviéramos escritores que hablaran de la realidad social de la que no hablan como si por ello no existiera. España ha sido abandonada por los intelectuales.
La usura y usura es el desahucio, usura es la acumulación de riqueza, usura son los EREs, usura son los reajustes de plantilla, usura es el recorte de la sanidad, usura son los recortes en enseñanza, usura son los impuestos, usura son los recortes en inversiones públicas, usura son las pensiones, usura son los sueldos, usura es privatizar, usura es causar paro…, la usura es el procedimiento legal protegido por la Constitución para que los bancos, usureros y capitalistas realicen los beneficios que amontonan inmoralmente en sus cámaras de seguridad y en sus cuentas en paraísos fiscales. Porque parece ser que el paraíso sólo ha sido creado para los cuerpos sociales improductivos como diría Saint Simon.
Vivimos en un sistema político inmoral, protegido por una Constitución, estúpidamente idealizada por la propia izquierda. Un sistema en el que el Poder descansa sobre la legitimidad de la usura, sobre la acumulación de riqueza y sobre la moral calvinista de: “enriqueceos a costa de la miseria de los otros”. El Poder emana en origen pero no descansa, porque se ha disociado en la clase política, sobre la protección de los derechos individuales y sociales, luego el sistema carece de legitimidad.
Sin embargo frente a la usura hipotecaria está el derecho de prescripción; frente a la legalidad de la explotación económica está el derecho a la vida y a la seguridad; frente a la miseria causada por la explotación del capital está la dignidad de todo ser humano, frente al paro está el derecho al trabajo; frente a la reconversión de las empresas está el derecho a la vida a la dignidad, al trabajo y a la felicidad.
El Estado en el que vivimos es un Estado capitalista porque la Constitución protege la explotación económica y la dominación del capital y ahora es cada día más clerical y más autoritario porque el gobierno clerical-capitalista de Rajoy se ha propuesto, como lo hizo la CEDA, la organización de la derecha clerical-fascista durante la Segunda República, según proclamó su propio dirigente Gil Robles en 1933: eliminar todo lo que se había legislado durante el bienio republicano-socialista con Azaña como Presidente de la República, esto es liquidar: el Estatuto de Cataluña, La ley de Reforma Agraria y la Ley de Congregaciones religiosas, que echó al clero de la enseñanza, estableció la escuela única y prohibió la enseñanza confesional. En esa situación, Martínez Barrio al romper con Lerroux declaró que no se podía ser republicano sin estar en la izquierda. Otro problema es que la izquierda orgánica e institucional que tenemos está agotada.
¿A quién puede interesar una Constitución que protege al que acumula la riqueza y se desentiende o mete en la cárcel a quien la produce? Deslegitimándose a sí misma. Vivimos como propio un sistema político que sólo beneficia a los usureros. Vivimos como modernos en un traje que ya ha quedado viejo.