En vísperas del Día Mundial de la Malaria, que se celebrará el próximo 25 de abril, diferentes equipos científicos han descubierto propiedades antimaláricas en un conjunto de fármacos que impiden el desarrollo de células cancerígenas. Los proyectos, financiados por la Unión Europea (UE), tratan de frenar el avance de la enfermedad, que en 2009 causó 800.000 muertes.
“El descubrimiento podría conducir a un tratamiento efectivo contra la malaria que salvaría millones de vidas y transformaría las de muchísimas personas”, explicaba recientemente Máire Geoghegan-Quinn, comisaria de Investigación, Innovación y Ciencia de la Comisión Europea, a solo unos días de celebrarse el Día Mundial de la Malaria, el próximo 25 de abril.
Varios grupos de científicos han averiguado que algunos medicamentos de quimioterapia frenan el avance del parásito causante de la malaria (del género Plasmodium). Estos fármacos son inhibidores de la cinasa, unas enzimas celulares que el intruso ‘secuestra’ para crecer. De esta forma, al microorganismo le resultan inservibles las células del huésped y no puede desarrollar resistencia farmacológica, su principal estrategia para desarrollarse.
Hasta ahora, el parásito sobrevive por medio de mutaciones y burlando tanto el sistema inmunitario del hígado como los glóbulos rojos del paciente. La enfermedad se origina con la picadura de mosquitos portadores del microorganismo, que se reproduce en el hígado, para después afectar a los glóbulos rojos sanguíneos.
Algunos de los fármacos analizados por los expertos se utilizan clínicamente y otros se encuentran en las fases I y II de los ensayos clínicos. Sus efectos secundarios tóxicos no desalientan a los investigadores, ya que el período de tratamiento sería menos corto que en el caso del cáncer, por lo que la toxicidad sería menos grave.
Con la colaboración de científicos españoles
El estudio, que ha contando con participación española, se enmarca en cuatro grandes proyectos financiados por la UE: Antimal, Biomalpar, Malsig y Evimalar. Estos han sido dirigidos por laboratorios de Reino Unido, Francia y Suiza, con socios de Bélgica, España, Alemania, Dinamarca, Grecia, Italia, Países Bajos, Portugal y Suecia, junto a países en vías de desarrollo afectados por la enfermedad.
Los investigadores proponen ahora que se analicen las propiedades antimaláricas de los fármacos para desarrollar cuanto antes una nueva estrategia que elimine la enfermedad. “El objetivo es erradicar totalmente ese azote mundial que es la malaria y la única manera de conseguirlo es trabajar juntos en muchos frentes”, afirmaba Geoghegan-Quinn.
El siguiente paso que dará la UE será movilizar a socios públicos e industriales para comprobar la eficacia de estos inhibidores en pacientes con malaria y adaptar la dosis con ensayos clínicos. Desde 2002, los Estados Miembros han invertido cerca de 180 millones de euros en investigación de la enfermedad a través de los Programas Marco.
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La mitad de la población mundial, en riesgo
La malaria (o paludismo) es una enfermedad febril aguda. Los síntomas aparecen entre los 7 y los 15 días posteriores a la picadura del mosquito infectado por el parásito (del género Plasmodium). Su origen resulta difícil de reconocer porque los primeros síntomas son muy comunes: fiebre, dolor de cabeza, escalofríos y vómitos. Sin embargo, si no se trata en las primeras 24 horas, el paludismo por P. falciparum puede agravarse y acabar con la vida del paciente.
Según cálculos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la malaria mata a un niño cada 45 segundos. Cerca de la mitad de la población mundial corre el riesgo de contraer la enfermedad y en 2009 causó 800.000 muertes. Los más vulnerables son los menores de cinco años y las mujeres embarazadas.
El 90% de los fallecimientos por paludismo se registra en África aunque esta dolencia también afecta a Asia, Latinoamérica y, en menor medida, Oriente Medio y algunas zonas de Europa. En 2008 la enfermedad estaba presente en 108 países.
Muchas de las zonas afectadas, sobre todo las situadas en zonas templadas y subtropicales, han tenido éxito en su eliminación. La campaña mundial de erradicación del paludismo lanzada por la OMS en 1955 consiguió acabar con la enfermedad en algunos países, pero no en todos. Ahora, comunidad internacional se ha marcado la meta menos ambiciosa de controlarla.
De esta forma, el objetivo fijado por los Estados Miembros en la Asamblea Mundial de la Salud y la Alianza para Hacer Retroceder el Paludismo consistía en reducir al menos el 50% los casos y fallecimientos por malaria para finales de 2010 y como mínimo del 75% para 2015 respecto a los niveles del año 2000.
Fuente: SINC