Una nueva marcha de protestas masivas recorre Santiago y las principales ciudades de Chile; gente de toda edad, color, procedencia e ideologías ejercen el derecho de gentes que concede a la ciudadanía la posibilidad de expresar reclamos ante las autoridades.
En este caso concreto reclaman que el Estado cumpla con una de las tres funciones sagradas que proclama el liberalismo del que dice ser prosélito el presidente Piñeras: la educación. Piden por una educación gratuita en los tres niveles básicos: primario, secundario y universitario, tal como lo viene aplicando Argentina desde hace 100 años sin que por ello se haya visto perjudicada la educación privada, el libre derecho ni el comercio internacional. El gobierno fotogénico de Sebastián Piñeras no encuentra el encuadre para simpatizar con los manifestantes después que el mandatario dijera en un discurso que en este mundo “nada es gratis, ni siquiera la educación”. Y punto.
El Movimiento Social por la Educación Pública y Gratuita no hizo esperar la respuesta: movilización pacífica e inundaron las calles de Santiago con protestas silenciosas que llevaron a un paro masivo de actividades. Como es inveterada costumbre de las políticas de derecha, “aparecieron” manifestantes encapuchados que encendieron un ómnibus y produjeron disturbios, para embarrar la cancha, de este modo el gobierno halla la excusa perfecta para reprimir; esa técnica es tan vieja que sería recomendable para los carabineros renovar los manuales de políticas represivas si desean contaminar un reclamo.
Los líderes estudiantiles Camila Vallejo y Francisco Figueroa salieron de inmediato a repudiar el vandalismo despegándose de los autores. Como todos sabemos, el Estado liberal proclama a diestra y siniestra el viejo slogan del nunca olvidable Álvaro Alsogaray: “hay que achicar el Estado” y para ello reducirlo a las tres funciones básicas e indelegables sin las cuales, no sería Estado: educación, salud y justicia. Son tres bienes que deben ser asegurados a la población, libre de las acechanzas del mercado donde los tigres devoran a las gacelas.
Ya sé que todo se hace en nombre de la libertad. Los tigres tiene la libertad de matar en la pradera… y las gacelas tienen toda la libertad de morir asesinadas por los tigres ya que no tienen armas para enfrentarlos. Esa es la ley del mercado donde el más grande devora al más pequeño. Traducido; si no existe educación pública accesible, únicamente podrán doctorarse los hijos/as de la clase dirigente que tiene los medios económicos para costear los estudios y así se mantiene el círculo de un grupo de familias bienaventuradas con una inmensa mayoría de la población sumida en la ignorancia, la falta de oportunidades y la miseria crónica.
Eso es lo que reclaman esas miles de personas desfilando por las calles de Chile. Nada más que eso. El gobierno de Bachelet se inauguró apaleando estudiantes que se manifestaban, por eso siempre me costó mares creer en el “progresismo” de esa señora. Esperemos que estas manifestaciones consigan dar pasos en firme para este justo reclamo del pueblo chileno.