Como aprendiz de escritor (pienso que nunca se llega a serlo) y leyendo las noticias, me he acordado de Don Miguel de Cerbantes Sa avedra (así firmaba y con “b” de bueno, separando las dos “a” de su segundo apellido) y de su más famosa “criatura imaginada”; cual fuera aquel Caballero andante, “de la triste figura” y su acompañante, el muy pancista Panza, de nombre Sancho.
Y como la imaginación es libre (muchas veces es aún más, puesto que ésta te lleva incluso hasta “donde no quieres ir”)… me he imaginado a la desértica, sedienta y polvorienta Mancha de hace medio milenio… “En un lugar de La Mancha de cuyo nombre…”, y por la que transcurrieron la mayor parte de las aventuras, de tan mundialmente famosos personajes; y me los imagino hoy, andando con iguales “vehículos”, por las devastaciones ocurridas en esas hoy fértiles y productivas llanuras; devastadas de nuevo por mor de una de las peores plagas que sufre este planeta (para mí y en la actualidad, la peor de todas)… la de los devastadores y exterminadores políticos, únicos culpables de todo lo que ocurre hoy sobre este atormentado planeta y más aún de lo que está ocurriendo en España, acentuado en partes más extremamente devastadas, como por ejemplo es la actual… “Mancha”… manchada de tanta suciedad política que no solo enfanga los escaños autonómicos, sino que llegan a los más altos de los que hay en el Madrid y “con dos leones en la puerta”; y los que preside un tal… Bono; el que dejara el mando a su “delfín” (Barreda) y la corte que él había ya formado, puesto que reitero y me uno al difunto Vizcaíno Casas… “no son autonomías… son autonosuyas”.
Terrible sentencia la del escritor y abogado valenciano (Vizcaíno Casas), el que con toda la inteligencia e ironías hispanas, supo plasmar con tiempo, lo que eran y llegarían a ser las nuevas taifas españolas, que incluso (esa obra) han llevado al cine en forma de una desternillante película, sobre una autonomía imaginada y formada en las sierras de Madrid; donde con toda la crudeza inimaginable; se desarrolla el drama, que luego ha sido superado como ni el mismo escritor citado, pudo imaginar.
En esa devastada “nueva Castilla y a la que se unieran provincias antes albaceteñas o madrileñas; se han construido una serie de “emporios especulativos y ruinosos”; que… “mucho vino de La Mancha habrán de vender a lo largo de todo este siglo como para poder pagar los desmanes ocasionados por los bárbaros políticos que han mangoneado el territorio “cervantino” y los que (¡Oh maravilla!) se van a ir libres de pecado y muchos de ellos, con pagas de por vida, que sonrojarían, hasta a “los molinos manchegos y los gigantes”, que Don Miguel incluyera en su gran libro.
Entre estas nuevas “ínsulas baratarias”, destacan ciudades más o menos fantasmas; un ferrocarril que ni en Japón lo construirían (puesto que no hay viajeros para el mismo) y sobre todo; un aeropuerto monumental (por lo absurdo elevado al máximo) y cuya pista es de las mayores de todos los aeropuertos de… toda Europa; y en el que se han gastado la friolera de mil millones de euros (165.000.000.000.—de pesetas)… imaginemos en todo esto, la cantidad de “buitres” que han participado con sobornos, derivaciones de dinero, contratos a amigos y lo que quieran imaginar, puesto que la actual españa/españilla, da para ello y mucho más; por lo que un nuevo Quijote, tendría que inventar palabras para platicar con otro Sancho y contar aclarando, aquello de que… “Cosas veredes Sancho…”.
Pues bien, tras demostrarse que un tren de alta velocidad en la ruta marcada dentro de “la autonosuya”, no da ni para el aceite para engrasar las máquinas y por el contrario ocasiona gastos enormes; ahora se publica que el tan enorme aeropuerto de “Castilla La Mancha”; deja de funcionar, puesto que la única línea aérea que mediante contrato (supongo que leonino y bien subvencionado) mantenía unos escasísimos vuelos; finalizado el mismo en el próximo octubre; dejará de frecuentarlo por causas obvias de la ruina insoportable para una empresa privada y la falta del “maná público”.
Así pues; esa inmensa obra inútil, va a quedar para “las cigÁ¼eñas” si es que les place plantar sus nidos allí, para los gorriones; y algunos otros bichos de pluma, pelo o escama y los que abundan en los secarrales o humedales de esa meseta inferior castellana; también llena de todo tipo de bichos de dos y otras muchas patas.
Sí… Don Quijote, tendría muchas cosas para hablar y departir, con su pobre y escuálido Rocinante y el que como paciente caballo, tendría que aguantarlo… y digo que sólo podría hablar con su viejo caballo; puesto que estoy seguro que “el moderno Sancho”; lo habría abandonado en seguida y se habría enchufado a la teta política; puesto que ya se veía venir en el primer Quijote, por aquello de “la panza y el buen yantar”, que eran los únicos apetitos de aquel pobre diablo, manchego de invención.
Y como guinda final (aunque hay que tomarlo con reservas puesto que lo leo en prensa afín a los derrotados anteriores) se publica que; los nuevos “conquistadores de La Mancha”; si bien (dicen) han hecho “limpieza de parásitos” (veremos si es a fondo o sólo aparente)… “El secretario de los derrotados, les echa en cara y denuncia, que a la secretaria entrante y vencedora, premia a los jefes de gabinete y los que van a cobrar cuatro mil euros más al año, que los anteriores”; y si es así… “hasta el nuevo Quijote y su caballo, van a morir… pero de un ataque de risa”; esperamos acontecimientos, mientras decidimos seguir “a caballo” o irnos a alguna cueva, como aquella de Montesinos y que narra Don Miguel (aquel famoso manco de Lepanto) en tan famosísimo libro.
Yo y como en el episodio de los perros (“serán galgos o serán podencos”) simplemente diré aquello también famoso… “ladran, luego cabalgamos”… aunque estas cabalgaduras intelectuales (y como siempre) poco sirven para curar el cerrilismo ibero, íbero, celta, celtíbero y en definitiva hispano… “u lo que sea”.
