(Dedicado a usted, señora…)
Señora, ¿es la Masonería una institución que segrega a la Mujer?
Esta pregunta la debemos aprender a contestar todos los masones. Es la más quemante y la que espera la más urgente respuesta.
Señora, este es un intento –personal- de entrar a un mundo de paradojas. Y ya que de paradojas se trata, debemos empezar diciendo que ésta pregunta tiene tantas respuestas como masones hay. Usted que lee –desconcertadamente- también está en lo cierto. Estamos en el mundo del respeto a la opinión personal, en donde el lazo de unión de estas diferencias –entre masones- hay que buscarlo en alguna parte. Esta es una experiencia: la Iniciación.
LA MASONERÁA ES SIMBÁLICA
La masonería es un cuerpo simbólico que entrega a sus adeptos sus enseñanzas a través de alegorías, leyendas, mitos y su sistema de instrucción es la Ceremonia de Iniciación. Pues bien, cada uno de nosotros –varones- es sometidos a una vivencia para lograr, de esta suerte, encontrarnos con nuestras emociones y aprender a manejarlas y expresarlas. Intentamos abandonar el mundo de la idea y de la especulación, para entrar de lleno al mundo de las vivencias, cuyo objetivo fundamental es lograr que maduremos emocionalmente.
Vosotras vivís –cíclicamente- experiencias fuertes como preludio a la experiencia suprema: la maternidad. Esta tiene una consecuencia insospechada, vuestra maduración emocional.
Entonces bien podéis entender que los varones estemos buscando la ruta que va desde el pensamiento al sentimiento. La mujer-madre sabe que su camino es del sentimiento al pensamiento. Cabe la reflexión: ¿Cómo podría masón alguno segregar a la mujer en circunstancias que busca –simbólicamente- el fenómeno de la comprensión afectiva?
Señora. La mujer-amiga nos expresa a cada instante lo más bellos brotes de su sabiduría.
Si, debemos los varones aceptar una verdad: la mujer es la guardadora de la sabiduría.
Nos duele que por la vía del conocimiento y de la cultura no llegamos a ella (la sabiduría): llegamos a la erudición.
Los viejos maestros no son eruditos, son sabios. Estamos una vez mas frente a una paradoja.
LA MUJER ES SABIDURÁA
Señora, da la impresión que no tenéis muy cierto que detentáis la sabiduría e inconscientemente buscáis la forma de escamotearla, deseando el conocimiento. La sabiduría es femenina e inconsciente; el conocimiento es masculino y consciente.
Nosotros que buscamos la verdad de pronto nos damos cuenta que la senda es nacer de nuevo, es decir, la Iniciación. Lo hacemos en nuestra “Madre Logia”. Nos percatamos que la idea más importante en la vida masónica es la idea de la madre, por tanto es la idea de la mujer. De aquí podemos reflexionar que los masones no negaos el acceso de la mujer a la cultura, sino que afirmamos que la mujer es la cultura, preñada de sabiduría.
Señora, cada masón tiene impresa en su alma la más grande de las emociones cuando vió la LUZ en su Madre Logia. De regreso a su hogar empieza a mirar y observa algo milagroso. El ritual le habla de la mujer, la madre, la esposa, la hija, la compañera, la amiga. Recién en ese instante vemos como la dama que siempre ha estado a nuestro lado ha sido CINCO VECES MUJER. En ese momento vemos cuán ásperas son las aristas de nuestra Piedra bruta. Esa noche de regreso al hogar –Paradojalmente- nos damos cuenta que la vida espiritual de esa mujer ha sido divina, sin salir de los límites del hogar.
LA PARADOJA DE SECRETO
Yo quisiera –señora- hablar muy quedo con usted. Que mis palabras ni las escuchara el viento. Que ningún oído pueda oír. Que el murmullo de mi infidencia sea amparado por la tolerancia de mis pares. Señora –además- un ruego: Guardad este secreto en lo más recóndito de vuestro corazón, que os lo devela –indebidamente- vuestro padre-esposo-hermano-hijo-amigo-compañero.
La masonería milenaria es una Escuela. Es a vosotras –señoras- que tenemos que aprender a querer-respetar-cuidar-proteger-alentar y llevar a los ríos de leche y miel.
Señora, ya comprendéis conmigo que no es posible que compartamos esta Escuela. Si –precisamente- la razón de ésta es vuestro corazón. Si, aquí aprendemos a quereros, a llegar a vosotras.
Señora, la masonería no piensa, no tiene conceptos, no tiene dogmas, no tiene definiciones. La masonería es el extracto de la sabiduría de milenios, que se oculta a la simple vista, se viste del secreto y de la discreción. Nosotros –los masones- tenemos él deber de aprender: Elaborando vivencias, generando sentimientos, manifestando afectos. La Orden es un sistema. Debemos ordenarnos a nosotros mismos para llegar a comprender el Mensaje de nuestra Augusta Institución: revelar el misterio que oculta vuestra sonrisa.
Afectuosamente,
Plancha leída en Tenida Blanca
Resp:. Log:. Luz de América # 255
(Valle de Miami, Fl. USA)
Abril 1991 (e:.v:.)