Es probable, y todo parece indicarnos será así, que este sea uno de los últimos blogs que puedan salir de una manera libre y sin mutilaciones, desde esta hermosa tierra, cuna del Libertador Simón Bolívar, padre de la patria y la libertad, y donde una vez, por mucho tiempo floreció la democracia; hasta que el poder fue asaltado por una dictadura totalitaria de corte militarista.
Todos sabemos que las dictaduras consideran, como algo peligroso, los ideales de patria, libertad, vida, progreso, libre expresión del pensamiento, derecho a disentir y, todas esas cosas que hacen posible la convivencia dentro de un régimen democrático. Como estos valores son considerados “pilares fundamentales de la democracia” los dictadores dicen: -“¡Vamos pues!..a poner dinamita en sus bases, y echarlas abajo”.
La dictadura enseñoreada en el país, arremete con verdadera alevosía contra los medios de comunicación: escritos, radiales y audiovisuales; desde luego, a los que tienen una línea editorial independiente, porque a través de ellos, el ciudadano de a pié, el hombre del pueblo, puede expresar libremente su pensamiento, ya sea por escrito o de viva voz. La creciente ola de manifestaciones en contra de las medidas dictatoriales tomadas por el sátrapa, son recogidas por estos medios, que, como todos saben, llegan a todos los estratos sociales. El descontento popular se hace cada vez mayor, y comienza a cundir el pánico en la filas del gobierno.
–“El hombre está asustado”- se oye decir en los corrillos a los analistas políticos, para quienes el régimen puede desmoronarse en cualquier momento. Pero cuando los dictadores comienzan a tener miedo de perder el poder, es cuando se tornan más peligrosos. En el caso que nos compete, no sólo está conforme con mantener un férreo control sobre los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, y los que le de su perra gana inventar; también quieren controlar aquellos medios, de los cuales dispone el ciudadano común para expresar la libre difusión de sus ideas: prensa, radio, televisión y las redes de Internet. Una tiranía totalitaria no puede tolerar la existencia de tales instrumentos promotores de libertad.
Volviendo al tema; cuando digo que, tal vez, este sea uno de los últimos comentarios que puedan salir libremente al ciber espacio, es porque el gobierno dictatorial ha solicitado a los diputados de una menguada, sumisa, y nada ecuánime Asamblea Nacional, la modificación de dos importantes leyes: la Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión – llamada popularmente, “ley resorte” o “ley mordaza” – y la Ley de Telecomunicaciones. Con esta última se pretende someter las redes de Internet. No va a ser una tarea muy fácil por la complejidad del sistema, y les va a costar mucho torpedear la alta tecnología de la cual dispone este vehículo de comunicación e información. No podrán cerrar o destruir la red; pero buscarán todas las formas posibles de intervenirla, para eso disponen de asesores cubanos, chinos e iraníes, y el poder total para hacer lo que les venga en gana. Por lo pronto, se les ha ocurrido la creación de un “punto único de acceso a Internet”. Con la utilización de este mecanismo, el gobierno va a controlar toda la información que entre o salga del país, por cuanto la misma sólo podrá ser procesada, a través de dichos puntos. Esto le va a permitir al régimen: leer los mensajes; mutilarlos, censurando una que otra parte; o simplemente, no transmitirlos.
Esta guerra en contra de Internet, es de vieja data. La dictadura siempre ha querido echarle el guante, ponerla contra la pared, utilizando los artilugios más pueriles: uno de ellos, quizás el más absurdo, lo ha constituido la creación de páginas web, blogs y otras formas de intercomunicación, por la misma gente del gobierno, elaboradas en los “laboratorios de guerra sucia” – ellos lo llaman “sala situacional” – para atacar a los principales miembros del partido de gobierno, y después presentarlos como victimas. El mismo mandatario, utiliza esta estrategia en algunas de sus presentaciones; cuando se encuentra frente a las cámaras de televisión, saca, de quien sabe donde, un papel y, dice con fingido asombro –“!!Miren las barbaridades que dicen de mi por Internet!!”
En esto del bloqueo de Internet, quieren parecerse a los chinos, quienes, como todos sabemos, controlan la red de tal modo, que en toda la extensión de su geografía, solamente se puede observar lo que a ellos le interesa que se vea. En la entrega del Premio Nobel a sus ganadores, todo el mundo pudo ver- menos el pueblo chino- un asiento vacio, asignado al ganador del Premio Nobel de la Paz, año 2010, un ciudadano chino, en una prisión china, por defender la libertad de pensamiento, en una nación donde el Estado controla el modo de pensar y de actuar de sus conciudadanos.
También, quieren imitar el modelo cubano de telecomunicaciones, uno de los más atrasados del continente, pero uno de los más efectivos en cuanto a la represión del pensamiento. En Cuba, la dictadura mantiene un estricto control sobre Internet; allí nadie puede elaborar y/o publicar una pagina web, tener un correo electrónico, ni mucho menos un blog; sin embargo, la lucha por la libertad es algo innato en la naturaleza humana y, la gente busca la manera de burlar esas leyes absurdas que pretenden amordazar el pensamiento. En la Habana, los jóvenes –y algunos, no tan jóvenes – hastiados de la programación comunista, que es lo único que permiten ver por los medios radio-eléctricos, han buscado la manera de entrar al mundo de la informática, armando ellos mismos sus procesadores -o computadoras, como le decimos por aquí – con material usado, piezas viejas, algunas adquiridas en el mercado negro, según lo dio a conocer, en una oportunidad, la valiente, heroica e inteligente bloguera cubana Yoanni Sánchez, quien, burlando los estrictos controles impuestos por el gobierno comunista, ha podido comunicar al mundo, el régimen de oprobio que mantienen los hermanitos Castro en Cuba, donde cada día se violan más los derechos humanos. Yoanni Sánchez, es el vivo ejemplo de tenacidad en una persona que no se deja vencer por la adversidad. Por algo, ha ganado varios premios internacionales, y la prestigiosa revista “Time” la ha seleccionado entre los 100 personajes más importantes del año.
En cuanto a la modificación de la “ley resorte” re confeccionada a la medida de las pretensiones del dictador, para amordazar los medios de comunicaciones audiovisuales, le va a permitir adquirir un poder absoluto para arremeter contra éstos. Ya en una oportunidad, se dio el tupé de mandar a cerrar unas cuarenta emisoras de radio, y al canal de televisión pionero de las transmisiones en Venezuela, como lo era “Radio Caracas Televisión” (RCTV). Los demás canales y emisoras de radio, se han visto en la necesidad de auto-censurarse, para no molestar a su majestad imperial el Presidente de la República. Con la reforma de este instrumento jurídico, el control se hará con el mayor ensañamiento. En uno de sus articulados establece que, será de obligatorio cumplimiento la presencia de los accionistas y dueños de medios, ante las autoridades comunicacionales, para renovarles la concesión; caso contrario, les será revocado el permiso por abandono; palabras más, palabras menos, pero por ahí van los tiros.
La nueva ley de Telecomunicaciones (si fue modificada, ya no es la vieja) tiene un norte definido: echarle las garras al canal de noticias Globovisión; única estación de televisión que se ha mantenido firme en su línea editorial, abierta a todas las corrientes de pensamiento y, tener el merito de no haberse plegado a la voluntad del gobierno, a pesar de las amenazas, chantajes, ataques a sus instalaciones por el perraje más radical del oficialismo, multas y cualquier marramuciada que se les ocurra. Al régimen, se le ha metido en la “sesera”, que debe acabar con Globovisión; y con este adefesio legal, puede alcanzar su cometido, pues, de no presentarse el accionista mayoritario, por encontrarse exiliado en los Estados Unidos, en condiciones de perseguido político, el mandado estaría hecho: o lo mete preso cuando se presente, o termina por liquidar al canal de televisión.
En Venezuela, no es qué esté prohibido hablar mal del régimen dictatorial; cualquier ciudadano puede hacerlo. – ¡Ah! Pero debe enfrentar dos posibles eventualidades-: en primer lugar, encontrar un medio de comunicación capaz de transmitir sus ideas, lo cual es poco probable, por eso de la auto censura y el miedo; en segundo lugar, atenerse a las consecuencias: ser acusado por las hordas oficialista de apátrida, vendidos al imperialismo; ser detenidos por la policía política del gobierno, o en el peor de los casos, solicitar exilio en otro país
Los adulantes y “cagatintas” de la dictadura, van a tratar de convencer al mundo que el gobierno no pretende cerrar a Internet -¡claro que no puede cerrarlo, aunque quiera! – lo que va a hacer es, simplemente limitar su uso, controlar las redes de información. Con eso tiene. Cuando los dictadores se “emperran” en una cosa, no descansan hasta lograrlo.
El dictador tropical que se hizo dueño de Venezuela, se saldrá con la suya: acabara con la radio, la televisión, la prensa libre, las universidades, las organizaciones no gubernamentales (ONG); intervendrá a su libre antojo, las páginas web, los blogs; leerá los comentarios y noticias que se hacen a través de twitter, la mensajería de texto en los teléfonos móviles. Al principio se formará una gran alharaca, y se oirán voces de protesta a nivel mundial; pero eso, no pasará de allí, las cosas se irán olvidando poco a poco, hasta llegar al momento en que todo quede en silencio. Mientras tanto, la dictadura seguirá apretando sus tenazas sobre este pobre país, que un día fuera ejemplo de democracia y libertad en América Latina. –“¿Y la solidaridad internacional?”- nos preguntaremos algunos ilusos, que creemos en la democracia -¡Al cuerno con ella!” responderá la represión; y al final, nos iremos quedando solos, esperando en vano un milagro, porque, mientras la dictadura siga comprando – por supuesto, con petrodólares – productos, mercancías y conciencias en los demás países, esos gobiernos voltearán la vista hacia otro lado, para no ver como se hunde nuestra patria. Del coloso del norte, no podemos esperar nada; pero, ¡Hombre! que no se le ocurra cerrarle el chorro de petróleo que reciben cada día los yanquis; porque, ahí si es verdad que llegarán los “marines” a poner orden, como lo hicieron en Irak.