Entre dimes y diretes, ahora quito de allí y pongo allá, y más dicotomias existenciales de las Cajas de Ahorros, nos hemos ido olvidando de algo tan fundamental como la obra social de las Cajas de Ahorros, su fundamento, su esencia, aquello que las acerca a los ciudadanos, por lo que deberían de ser conocidas.
Por desgracia durante los años del boom inmobiliario las Cajas de Ahorros dejaron de ser entidades financieras al servicio de la comunidad para convertirse en entidades financieras al servicio del gobernante de turno, que financió a su gusto aquellos proyectos que le interesó, o aquellos otros que sus amigos le pedían, lo cuál terminó por lastrar los balances de las entidades y condenarlas a situaciones deficitarias en cuanto la burbuja estalló, y condenó definitivamente la obra social de las mismas.
Porque la obra social de las Cajas de Ahorros tiene su fundamento en los beneficios de las mismas, si no hay beneficios no hay obra social, y si no hay obra social, ¿qué sentido tienen las Cajas de Ahorros? En un momento en el que el Gobierno ha tirado por la calle del medio del liberalismo económico, con pequeños tintes de maquillaje social, las Cajas se están reconvirtiendo de hecho en Bancos, y mucho me temo que su obra social se irá extinguiendo poco a poco.
Una extinción que sería lamentable para nuestras sociedades, porque aunque reclamemos una profesionalización en los órganos de gestión de las Cajas de Ahorros, aunque exijamos la salida inmediata de cualquier espectro político de sus órganos de decisión, no podemos permitir que las Cajas se nos vayan entre las yemas de los dedos.
Aún aceptando que la obra social de las Cajas sirvió para estrambóticas ostentaciones políticas, necesitamos de su presencia para crecer como sociedad, de una manera unida y consolidada, promocionando el arte local, que no localista, y ayudando en aquellos lugares en los que más se necesita.
Sí debería de haber Cajas autonómicas, fuera del control del Gobierno regional pero cercanas a las necesidades de la comunidad, y mucho me temo que el híbrido que se ha inventado el Gobierno, bueno desde el punto de vista financiero, será negativo desde el punto de vista social.