En el pasado mes de julio y en el transcurso de la visita del Papa Francisco a Brasil, éste dijo públicamente que él no era quien para juzgar o criticar a los gais. Tres meses después el portavoz de la Conferencia Episcopal, Juan Antonio Martínez Camino, califica al Papa como “una sorpresa positiva”. No sé si esto lo dijo en tono elogioso o dándole un sentido crítico ya que recordó que cuando se aprobó el matrimonio entre personas del mismo sexo el Papa Bergoglio, cuando no ostentaba la jefatura de la Iglesia Católica, dijo que “la ley del matrimonio homosexual era una ley de Satanás”. En cualquier caso los ciudadanos tolerantes pueden sentirse identificadas con el Papa en lo que respecta al respeto que a este le merecen las personas homosexuales. La verdad es que en mi opinión Martínez Camino estuvo muy desafortunado al recordar esta opinión del Papa sobre la ley del matrimonio homosexual. Lo único que se pone de manifiesto en lo que respecta al Papa es que las personas tolerantes son las que cambian de parecer admitiendo la modificación -su cultura, su libertad y su derecho a vivir su propia vida sin interferencias de otros- de la sociedad y que los tiempos y con ellos la gente, evolucionan y son receptivos a los cambios que demandanm como es el caso de Francisco.
A mediados del pasado mes de Marzo el Papa Francisco durante la audiencia que ofreció a los periodistas presentes en Roma, el Jefe del Vaticano pronunció la siguiente frase: “Cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres”. Si al Papa le agradaría una “Iglesia pobre y para los pobres” nos está diciendo que no hay Iglesia para los pobres, que la Iglesia es rica y para los ricos. Esta expresión del Sumo Pontífice ha sido respondida por el obispo de Limburgo en Alemania, que se ha gastado 40 millones de euros en la construcción de la sede episcopal, cuando el presupuesto inicial era de 5,5 millones de euros que no está nada mal. Sí, la Iglesia es rica. La Iglesia no es pobre y por tanto no es para los pobres, lo que viene a poner de manifiesto que las relaciones entre ricos y pobres nunca podrán ser objetivas ya que los ricos desconocen todo aquello que conforma la miseria en que viven los pobres y por tanto es difícil de poder comprender para poder prestar ayuda a los más necesitados. Esto me recuerda al proyecto del presidente de la Conferencia Episcopal Española, Antonio Rouco Varela, de construir un mini Vaticano en el madrileño parque de la Cornisa, en una superficie de 25.000 metros cuadrados que comportaba la tala del extenso arbolado existente en dicha zona y para lo cual, el entonces alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón ya había dado el visto bueno. Por cierto, Bruselas abrió un expediente informativo sobre este mini Vaticano en relación con la incidencia medioambiental negativa que esta construcción pudiera ocasionar. Estoy hablando de 2009. Nada se sabe sobre el estadio en que se encuentra el proyecto, por lo visto era “demasié” dados los tiempos que corren y Rouco ha creído conveniente no dar el “espectáculo”, aunque la verdad sea dicha no es persona a la que le importe mucho lo que puedan pensar los demás. Por cierto y hablando de Rouco, el Foro de Curas de Madrid ha pedido al Papa, dada la próxima jubilación del cardenal, que lo cambien por un “obispo cristiano”. No sé si esto lo dirán por la imagen de político convencional que suele dar Rouco Varela, la verdad es que yo siempre lo he visto en lo alto de la tribuna de oradores de un Parlamento más que en lo alto del púlpito dirigiéndose a los fieles.
¿Nadie se dio cuenta de que el obispo de Limburgo se estaba “pasando” con su residencia? No me lo creo. Lo cierto es que al Papa Francisco le gustaría “una Iglesia pobre para los pobres” y otros prebostes de la misma Iglesia hacen ostentaciones de riqueza que van más allá de la soberbia, del lujo y de la vanidad, algo que se contradice con los postulados de la Iglesia Católica. Acabo citando unas palabras del obispo Munilla afirmando que el PSOE “pretende acabar con los pobres” con el aborto, lo que no es cierto. Los que quieren acabar con los pobres dejándoles en la miseria marginal son algunos gerifaltes de la Iglesia que por lo visto han olvidado cual es su obligación ante la humanidad que sufre y calla.